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372 Gonzalo J. Herreros Moya
esa última década cuando darían fruto los grandes beneficios de sus
negocios, y consigue acceder al cabildo municipal de Córdoba como
jurado e ingresar en el organigrama del tribunal del Santo Oficio de la
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Inquisición de Córdoba, cuyas pruebas se realizaron en 1648 . Dentro
de este tribunal cordobés llegará a ocupar el cargo de notario, nada
menos. Y a partir de ahí todo cambiará, creando una imagen hidalga
y poderosa de sí mismo que es la que con discreción ha pasado a la
posteridad.
Sin embargo, amén de esta dedicación al comercio ocultada tras su
acceso a puestos de prestigio, no tenemos todavía certeza empírica de
que fuera converso o de que procediera de alguna familia conversa.
Pero algunos indicios nos hacen apuntar que no sería absurdo con-
templarlo. Para empezar está el hecho de la mutación de sus apellidos,
ingrediente transversal a las familias conversas en ascenso, ya que los
tomará de su abuelo materno Francisco Fernández de Cárdenas, igno-
rando el de su padre y abuelo, López Ruy Gómez. Igualmente, su pro-
pia dedicación profesional y su lugar de vecindad, a caballo entre San
Nicolás de la Ajerquía y el barrio de la catedral, eje en el que vivían la
mayoría de los conversos de la ciudad, ya es de por sí son otro indicio.
A ello unimos referencias sueltas tales como que una mujer de nombre
Ana Fernández de Cárdenas aparece como reconciliada en los archivos
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de la Inquisición, sin que nos conste el momento , o, por ejemplo, que
este jurado indica en su testamento ser tutor de Andrés Francisco Díaz
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de Rivas, hijo del jurado Cristóbal López Chillón en 1652 , una familia
de notorios conversos. Como decimos son todas estas piezas muy indi-
cativas de un posible origen hebrero de su sangre, aunque no podemos
aseverarlo.
Precisamente gracias a la carta notarial de sus últimas voluntades
otorgada en Córdoba en 1653 conocemos la mayor parte de los datos
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de su biografía . En ella declara que era hijo de Francisco López de
Ruy Gómez – ¿acaso de aquí vendría su parentesco con los López
Chillón? – y de Leonor de Cárdenas; que se encontraba casado con
María de la Rosa, y que no tenían hijos, motivo por el cual deja como
herederos a su hermano Nicolás Fernández de Cárdenas y a su des-
cendencia, y, a falta de esta, a sus hermanos Cristóbal López de Ruy
Gómez y Juan López. Una vez más, el recuento de los bienes del
difunto nos da una clara imagen de su poderío económico para
entender sus posibilidades de ascenso, ya que en el inventario de
71 J. A. Martínez Bara, Catálogo de informaciones genealógicas cit, tomo II, p. 264.
72 Ahn, Inquisición, Leg. 1.426, expte. 5.
73 Ahpc, Leg. 16.302, c. 202.
74 Ahpc, Leg. 16.305, c. 892.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019 n.46
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)