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412 José María García Ríos
Puerto. Sin embargo, los descendientes de éste incumplieron una de
las cláusulas específicas que imponía el mayorazgo: el hecho de residir
en Baza. El licenciado Gabriel Bautista Flores quedaba excluido del
mismo por su condición de religioso, con lo cual la citada agnación fue
a parar a doña María de Ribera. Y, hasta donde sabemos, quedó en
aquella rama familiar durante buena parte de la Modernidad, pasando
por los Bernal, los Fernández de Córdoba y los Malagón.
5. El patrimonio como instrumento de legitimación social
Centrándonos en el patrimonio que llegó a disfrutar la parentela de
los del Puerto hemos de decir que compartían las características proto-
típicas de la nobleza tradicional, es decir, un exacerbado gusto por la
ostentación pública. Pues, como sabemos, durante el Antiguo Régimen
no sólo había que ser, sino sobre todo parecer. De ahí que no escatimaran
ningún esfuerzo en este sentido. Criados, esclavos, pastores, medianeros,
lujosas ropas, un cuidado menaje del hogar, viviendas de corte palaciego,
capillas funerarias, hermosos retablos, así como unos costosos entrete-
nimientos (búsqueda de tesoros, gusto por el exótico, etc.) mucho más
asociados a los comportamientos de la aristocracia propiamente dicha
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que a unos advenedizos como los del Puerto . A fin de cuentas, estos
instrumentos de legitimación social unido a su particular modus vivendi
terminaban calando en el imaginario colectivo proyectando una ostentosa
imagen de superioridad frente al resto de los vecinos.
Si a ello añadimos que esta llamativa pompa visual contribuía deci-
didamente a hacer olvidar su auténtico pasado, contamos con todos
los ingredientes para que esta estirpe, al igual que otras tantas de su
condición, se viese obligada a destinar enormes sumas de dinero en
aparentar un estatus social inexistente en origen, pero que, gracias a
estas manifestaciones públicas, irá convirtiéndose poco a poco en una
contrastada realidad.
Y nada era más visual para una sociedad mayoritariamente iletrada
que los elementos arquitectónicos. En nuestro caso, basta echar un
vistazo a la morada de García del Puerto. Dicha vivienda se encon-
traba en el arco de la Magdalena, enclavada en la conocida plaza de
98 Para hacernos una idea de los comportamientos y manifestaciones visuales de
estos advenedizos, interesa conocer: E. Soria Mesa, La imagen del poder. Un acercamiento
a las prácticas de visualización del poder en la España Moderna, «Historia y Genealogía»,
nº 1 (2011), pp. 5-10 y M.A. Pérez Samper, Vivir noblemente: la mesa como signo de dis-
tinción, en E. Soria Mesa, J.J. Bravo Caro, J.M. Delgado Barrado (eds.), Las élites en la
España Moderna: la monarquía española, Tomo I: Nuevas perspectivas, Servicio de publi-
caciones de la Universidad de Córdoba, Córdoba, 2009, pp. 175-176.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019 n.46
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)