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                   Sangre conversa al servicio de la aristocracia. La parentela de los del Puerto  407


                   4. La descendencia, garantía de éxito familiar

                      Ni  que  decir  tiene  que  únicamente  a  través  de  la  descendencia
                   cobraban valor los esfuerzos llevados a cabo por la familia, pues supo-
                   nía la legitimación y consolidación, a nivel social, de toda la parentela.
                   Dicho esto, hemos de apuntar que del matrimonio entre García del
                   Puerto e Isabel de Ribera vinieron al mundo, que sepamos, cuatro vás-
                   tagos: Francisco de Ribera, Diego del Puerto, Gabriel Bautista Flores y
                   doña María de Ribera. Una prole que se valdrá de todos los recursos a
                   su alcance, además de los tejidos por su progenitor, para instalarse en
                   el seno de la oligarquía municipal y eclesiástica de Baza.
                      Así pues, Francisco de Ribera, el primogénito de esta rama familiar,
                   intentará llevar a cabo los mismos planes promocionales que su padre
                   y lo cierto es que, en cuanto a honores, lo consiguió. Pues, al igual que
                   el anterior, también disponía de un interesante currículum en el Alti-
                   plano. Por ofrecer algunas pinceladas sobre su biografía, a falta de un
                   trabajo más extenso sobre el resto de la parentela, sabemos que el 6
                   de noviembre de 1547 su padre, García del Puerto, hacía renuncia del
                   oficio de jurado en su favor. Por ello, varios meses antes, con la ante-
                   lación requerida, Francisco de Ribera se encargó de ofrecer a Su Majes-
                   tad la información necesaria para que tuviese a bien la resignatio in
                   favorem. A través de dicha petición, varios testigos dieron cuenta de
                   las calidades, legitimidad, mayoría de edad y suficiencia del candidato
                   para desempeñar tal cargo. Puro formulismo, como sabemos, pero
                                                                                81
                   absolutamente necesario en lo que a oficios públicos se refiere .
                      Ahora bien, llama especialmente la atención la respuesta que los tes-
                   tigos ofrecen a la clásica pregunta: “si saben que los dichos mis padres
                   y abuelos son cristianos viejos en Baza y otras ciudades”. Una cuestión
                   que  afectaba  directamente  a  la  limpieza  de  sangre  de  Francisco  de
                   Ribera y que, en teoría, impedía el acceso a cualquier cargo público no
                   ya a los conversos, que por estas fechas ya se suponían asimilados, sino
                   a sus descendientes. Para el caso que nos ocupa, fueron tres los vecinos
                   llamados a testificar: Martín de Bracamonte, Gonzalo de Molina Cara-
                   vaca y Francisco de Segura. Todos vecinos de Baza y ninguno de ellos
                   por debajo de los sesenta años de edad. A pesar de su longevidad y del
                   conocimiento de la familia del pretendiente de “vista, trato y comunica-
                   ción”, ninguno de ellos se atrevió a lanzar cualquier tipo de aseveración,
                   por afinidad o coacción, acerca de la manifiesta ascendencia conversa
                   de Francisco de Ribera. Es más, el dicho Martín de Bracamonte llegaría
                   a manifestar que “tenía a García del Puerto y a su mujer por cristianos




                      81  Ags, Cca, leg. 294, pieza 5.


                   n.46                           Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019
                                                           ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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