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De Fajardo y Montalto a Toledo. El proceso de incorporación de la casa... 439
durante su vida. En ese acuerdo se hacía mención expresa a la hipo-
tética sucesión de Catalina: «en las Casas y estados del dicho Exmo.
Sr. Duque de Montalto su Padre; y en la del exmo. Sr. Marques de los
Velez su tío» .
19
La capitulación recogía todas las variables posibles en atención a
la sucesión de Catalina en una sola de las casas o bien en ambas. La
más prolija era sin duda la que regulaba qué hacer en el caso de que
la aristócrata terminara sucediendo en las casas paternas (Montalto y
Paternó) y en la de su tío (Vélez). A ellas se unirían en la siguiente
generación los derechos a la sucesión de la casa de Villafranca apor-
tados por José Fadrique de Toledo. Ante tal circunstancia, los futuros
cónyuges acordaban una regulación que siguiendo el espíritu de la
política iniciada por María Teresa Fajardo, excluía la posible unión de
las tres casas en favor de la división o separación entre sus descen-
dientes:
Que habiendo tres hijos de este matrimonio aya de elexir el hijo mayor de
las dichas Casas o la de Villafranca o la de Montalto y Paternó o la de los Vélez
y las otras dos dividirse en el Segundo y tercero, pero no habiendo mas de dos
hijos, el mayor a de poder elexir dos de las dichas Casas dexando una de las
tres al hijo Segundo y después en los hijos y descendientes del primero se ha
de hacer y haga también la división y separación de las dos casas que hubiese
elexido 20 .
El matrimonio entre Catalina y José Fadrique unía a la próxima
titular de las casas de Montalto y Paternó junto al futuro marqués de
Villafranca. La casa de los Vélez, en este enlace, tenía un protagonismo
secundario que cedía ante los intereses paternos. De hecho, fue el pro-
pio Fernando de Aragón quien intervino en la negociación de la capi-
tulación de Catalina y quien firmó aquel documento en representación
suya y de su mujer. La postergación de Vélez resultaba hasta cierto
punto justificada. En ese momento, el interés de la casa seguía re-
cayendo en su todavía titular, Fernando Joaquín, quien sólo cuatro
años más tarde volvería a intentar mediante un segundo matrimonio
conseguir un ansiado heredero que finalmente no llegó.
En el año 1693, la muerte sin descendencia del VI marqués iba a
poner a prueba el cumplimiento de lo acordado en las capitulaciones
matrimoniales tanto de su hermana como de su sobrina. Con la desa-
parición de Fernando Joaquín se ponía punto final a la varonía tradi-
cional de los Fajardo, siendo asumida la jefatura de la casa y la titu-
laridad del marquesado velezano (y del resto de títulos anexos a él,
como el marquesado de Martorell y Molina) por una mujer, su
19 Ibíd., f. 854v.
20 Ibíd., f. 855v.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIX - Agosto 2022
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)