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De Fajardo y Montalto a Toledo. El proceso de incorporación de la casa... 443
Fajardo, como por la búsqueda de una identidad histórica que les per-
mitiera ser reconocidos por sus nuevos vasallos como marqueses de
los Vélez. En este sentido, para que todo funcionara como venía fun-
cionando desde hacía un par de siglos era imprescindible la existencia
de un nuevo señor al frente del territorio. A pesar de la práctica
abstencionista de buena parte de la nobleza señorial española de la
Edad Moderna, el señor (más ausente que presente) se constituía en
la pieza clave sobre la que descansaba el gran edificio señorial . En el
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fondo, para las vidas de esos varios miles de vasallos, poco importaba
que el nuevo marqués se apellidara Fajardo, Moncada o Toledo, lo fun-
damental seguía siendo su consideración como responsable de la
buena administración de sus villas y como garantía última de justicia
a la que recurrir en caso de necesidad.
El cambio, por tanto, se veía minimizado por la fuerza de la tradi-
ción y por la inercia de las relaciones de servidumbre entre los
señores y sus vasallos. Sin embargo, de alguna manera, los nuevos
marqueses tenían que confirmar su situación al frente del señorío.
Esa vía no era otra que la toma de posesión, auténticos actos rituales
por los que se expresaba de manera simbólica el poder del nuevo
señor . Bien en persona, bien a través de delegados o representan-
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tes, los marqueses tuvieron que tomar posesión de todas sus propie-
dades para poder ejercer sobre ellas su dominio de forma efectiva.
En este caso, parece que la posesión de los nuevos señores de los
Vélez no fue especialmente distinta ni por la forma delegada que uti-
lizaron ni por los representantes empleados, la mayoría de ellos ínti-
mos colaboradores en las tareas de gobierno y administración de los
estados (abogados, administradores, gobernadores, etc.). Los roces o
problemas inesperados que pudieron surgir ante algunas autorida-
des del territorio revelan, por su parte, las dificultades con las que
se encontraron los señores Toledo en su intento de lograr el recono-
cimiento unánime de su autoridad.
De las diversas tomas de posesión que se han conservado merece la
pena analizar aquellas que nos permitan examinar el modo en el que
los nuevos señores se hicieron presentes y asumieron el marquesado o
parte de sus villas y demás bienes. Un ejemplo lo tenemos en la toma
de posesión realizada el 8 de julio de 1715 sobre dos de los patronatos
más importantes que tenía la casa en la ciudad de Murcia: el Palacio
del marqués y la capilla de San Lucas. En aquella ocasión, quien
28 S. Aragón Mateos, El señor ausente. El señorío nobiliario en la España del Sete-
cientos. La administración del ducado de Feria en el siglo XVIII, Milenio, Lérida, 2000.
29 Seguimos en este punto el exhaustivo análisis de I. Beceiro Pita, El escrito, la
palabra y el gesto en las tomas de posesión señoriales, «Studia histórica. Historia medi-
eval», nº 12 (1994), pp. 53-82.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIX - Agosto 2022
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)