Page 152 - 1
P. 152
Moya (saggi)_6 26/09/19 07:20 Pagina 362
362 Gonzalo J. Herreros Moya
cia profesional que empezará a ser omitida por sus hermanos años
más tarde. De la reconstrucción familiar de todos ellos con diferen-
tes fuentes notariales y parroquiales observamos que todos se dedi-
caban a lo mismo pues también mercaderes fueron su cuñado
Bartolomé Sánchez Aguilar, esposo de su hermana doña Isabel del
Castillo, o los maridos de sus dos primas hermanas, Juan de
Aguado, casado con Ana del Castillo, y Andrés de Ascargorta,
casado con doña Isabel Rodríguez Ladrón de Guevara. Aunque no
tenemos conocimiento de su ascendencia conversa, sí que su cer-
canía de parentesco con apellidos tales como Concha, Herrera o
Melgarejo sugieren tener cierta sospecha, aunque para este estudio
no nos afecta si lo fueron o no.
Constando aún explícitamente su dedicación al comercio de telas,
en 1642 Pablo Carrasco se conviene con el convento de San Agustín
de Córdoba para que su comunidad religiosa le ceda un altar y hueco
para su enterramiento y sus descendientes «el segundo al lado del púl-
pito, con advocación de San Fulgencio, frente al altar de San Gui-
40
llermo» , a cambio de una limosna no excesivamente cuantiosa que
ascendía a «400 reales por una vez». De la misma, Carrasco se obligaba
a hacer una losa y un frontal de altar de piedra para mantener con el
mejor lustre y labra posible el lugar. Estaba poniendo así las bases físi-
cas y tangibles que transformaran su fortuna en una imagen ennoble-
cida para la eternidad.
Sería no mucho tiempo después cuando adquiere el oficio de teso-
rero de la Bula de Cruzada de Córdoba, al que estará vinculado hasta
el final de su vida. Esto le haría ser beneficiario de unas importantes
rentas y manejar mucho dinero contante y sonante fruto de la recau-
dación, pues se cuentan por miles y miles de reales las cantidades que
en las escrituras notariales encarga que lleven a los centros de reunión
41
de este impuesto, en Sevilla y Madrid . A partir de entonces ya no
vuelve a aparecer en la documentación como mercader, sino que su
nombre se escriturará ya siempre aparejado al de esta tesorería. Era
un salto cualitativo no tanto en su nivel de ingresos, que por supuesto
así sería, sino en lo referente a su posición social. Con este cambio, y
de la mano de su gran riqueza, consiguió borrar su pasado mercantil,
y para cuando falleció el día 29 de noviembre de 1652 y su cuerpo fue
depositado en su sepultura, ya fue recordado como ‘don Pablo
Carrasco Ladrón de Guevara’. Su escudo de armas estaba allí para no
dejar lugar a dudas de su sangre aristocrática. Huelga decir que la
40 Ahpc, Leg. 10.106, c. 535
41 Por ejemplo, Ahpc, Leg. 16.302, fc. 3, 42, 157 o 350.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019 n.46
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)