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Roma y el patrimonio judeoconverso: negocios curiales y ascenso social... 299
Molina aprovechaban la estancia de uno de sus parientes en la Urbe
para enviar a un pariente más joven a aprender. Una vez que había
seguridad de que el negocio continuaría bien, el mayor era sustituido
como corresponsal y regresaba a Andalucía.
Pedro de Molina fue el primer llamado a Roma. De su hermano Lope
aprendió los entresijos del negocio, a la par que se doctoraba en La
Sapienza. Al volver su hermano a Úbeda, quedó como agente de la
familia en Roma durante muchos años. Le siguió allá su hermano
Antonio de Molina, que regresaría al final de sus días a Úbeda, donde
murió en 1633.
Aparte de las gestiones para terceros, los Molina eran compradores
de beneficios. Lope de Molina alcanzó a reunir para sí en Roma con
estos tratos una fortuna nada desdeñable en rentas eclesiásticas. Para
la década de 1580 sus rentas anuales alcanzaban ya el millón de mara-
vedíes (y en mi opinión rondarían los tres mil ducados anuales unos
años después) . Entre el resto de sus parientes se encargó de ir resig-
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nando prebendas conseguidas por esta vía; sus hermanos Pedro y
Antonio hicieron lo mismo. Consiguieron tres canonjías, la tesorería
de la colegiata de Úbeda, el arciprestazgo de Arjona y beneficios sim-
ples en Palencia y otras diócesis, compraron un oficio de protonotario
apostólico, otro de camarero del papa, el título de conde del Sacro Pala-
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cio de San Juan y obtuvieron diversas pensiones .
Como es de imaginar, todo ello produjo una notable acumulación
de capital, que sería reinvertido en diversos proyectos. Me limitaré aquí
a señalar un par de ejemplos sobresalientes. Si don Lope de Molina se
encargó de monumentalizar la casa en que vivían, su hermano Antonio
hizo lo propio con el lugar de enterramiento.
El espléndido palacio costeado por don Lope de Molina en Úbeda y
conocido por su causa como Torre del Tesorero es obra del arquitecto
Andrés de Vandelvira. Se trata de uno de los mejores ejemplos de
arquitectura civil renacentista de la ciudad . La adornan por doquier
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los escudos de armas de los Molina y Valenzuela.
Naturalmente y para que lo escrito en papel fuera en consonancia
con lo grabado en piedra, también invirtieron en la recreación de un
pasado nobiliario que ocultaba la existencia del canónigo Gonzalo
54 A.J. Díaz Rodríguez, El precio del nepotismo: coadjutoría y resigna en las catedrales
andaluzas, «Chronica Nova», 35 (2009), p. 305.
55 J.G. Barranco Delgado, Noticias sobre linajes ubetenses relacionados con la indus-
tria maderera (siglos XVI-XVIII) cit.
56 Hoy conocido erróneamente como Palacio del Marqués de Mancera. A. Moreno
Mendoza, La arquitectura del Renacimiento ubetense a la muerte de Vandelvira, «Boletín
del Instituto de Estudios Giennenses», 199 (2009), p. 171.
n.46 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)