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438 Gibran Bautista y Lugo
en junio de 1589, ocho años después de su rescate y ya como
gobernador de la Casa da Relaçao, don Henrique asistió a la defensa
del puente del barrio de Alcántara en Lisboa, bajo el mando de Alonso
de Bazán, ante el intento de la armada inglesa de imponer al prior de
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Crato en el trono luso . Por su parte, ya como alcalde del crimen en la
Audiencia de Lima, Marañón envió a su hijo Sancho al lado de don
Beltrán de Castro, capitán general de la Flota de la Mar del Sur, con
quien participó en la persecución y captura del corsario inglés John
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Hawkins .
En las guerras que asolaron el Mediterráneo durante el siglo XVI
se formaron las cualidades negociadoras que Marañón y Sousa
emplearían décadas después, en los foros de justicia que encabezaron
y en sus tareas de mediación ante los conflictos fiscales. En cambio,
para Carlo Tapia y Francisco Manso, la reactivación de la guerra contra
los holandeses en los últimos años del reinado de Felipe III y la
defenestración de Praga que dio pábulo a la guerra en el Sacro Imperio,
les deparó escenarios bélicos en los que participaron de forma
indirecta, pero que les obligaron a echar mano de su formación como
letrados y de su experiencia como jueces, adquirida en tiempos de
tregua en las fronteras de la monarquía pero de atroces batallas en los
circuitos de la corte de Madrid, para adaptarla a los desafíos de aquella
conflagración que, en 1618, nadie pensaba que se prolongaría por
treinta años y adquiriría proporciones planetarias.
La justicia
Los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII, mientras
Esteban Marañón y Henrique de Sousa ocupaban sus más altos cargos
como jueces del rey en sus respectivas jurisdicciones, Carlo Tapia
publicaba, en 1594, su tratado sobre derecho eclesiástico y comenzaba
la recopilación de su Ius Regni Neapolitani mientras ejercía su
magistratura como oidor de la audiencia de Salerno, en el reino de
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Nápoles ; en tanto que Francisco Manso y Zúñiga ingresaba a la
Universidad de Oñate como colegial del Espíritu Santo.
La virtud de Marañón para conseguir su libertad le permitió
afrontar la fortuna y reinstalarse en la corte de Madrid una vez más, al
39 Ags, Ga, 49, exp. 127.
40 Agi, Quito, 24, 25.
41 C. Tapia, De religiosis rebus tractatus..., Neapolis, 1597. G. Sabatini, Un precursore
della lotta alla povertà: Carlo Tapia e il suo Trattato dell’abondanza (1638), «Rivista della
Scuola Superiore dell’economia e delle finanze», Año III, núm. 6, Octubre 2006, p. 8.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XV - Dicembre 2018 n.44
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)