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colegiales por descender de uno de sus fundadores, don Pedro
González Manso, quien ingresó en la corporación en 1493 de la mano
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de su patrón, don Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo .
Así pues, los Manso participaron activamente en la vida
corporativa del Estudio General vallisoletano y de su colegio mayor,
famoso, ya entonces, por especializarse en la acogida de letrados en
formación . Durante los primeros años del siglo XVII, el colegio mayor
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de Santa Cruz se había convertido en el principal de la universidad de
Valladolid y uno de los más prestigiosos de Castilla, junto al del
arzobispo Fonseca, en Salamanca, y el de San Ildefonso, en Alcalá de
Henares . En el entorno de aquellas corporaciones, que articulaban
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los vínculos de las familias prominentes de Tierra de Campos y la Rioja
con el servicio al rey, por medio de las Universidades, Francisco Manso
estudió Cánones y Leyes bajo la sombra de su hermano Pedro. Los
contenidos de sus cursos debieron guardar similitud con los estudios
que algunos años antes había concluido Carlo Tapia en Salerno.
Los protectores de las carreras universitarias de Tapia y Manso
los iniciaron también en la senda del servicio al rey y, con ello, en las
batallas de facciones cortesanas. Como miembro del Consejo de Italia,
Francisco Álvarez de Ribera introdujo a Carlo Tapia en su trepidante
trayectoria de cargos judiciales asociados a las cortes de Nápoles y
Madrid. En tanto que Francisco Manso, después de un breve paso por
el cabildo catedral de Calahorra, inició su carrera judicial en tribunales
eclesiásticos y de segunda instancia de los reinos de Castilla y Granada
gracias al apoyo de su hermano mayor Pedro, quien, en agosto 1608,
tras fungir como oidor de Pamplona y presidir la Audiencia y
Chancillería de Valladolid, fue llamado a la presidencia del Consejo de
Castilla, bajo la égida de Francisco Gómez de Sandoval, duque de
Lerma y valido de Felipe III .
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En realidad, las batallas cortesanas de Tapia y Manso, resultaron
de la férrea defensa del grupo al que ellos y sus parientes pertenecían,
el de los letrados, sea canonistas, como lo fueron la mayoría de los
55 Francisco de Samaniego, Oración panegírica en admiración del govierno, nobleza,
valor, caridad, prudencia y justicia del Ilustrísimo señor Don Francisco Manso y Zúñiga,
México, Imprenta de Pedro de Quiñones, 1637, f. 8r.
56 Acsc, Secc. 8a, L. 22, n. 22. M.A. Sobaler Seco, Los colegiales de Santa Cruz (1484-
1670): una elite de poder, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1987.
57 R. Kagan, Universidad y sociedad en la España moderna, Tecnos, Madrid, 1981.
58 J. Pelorson, Los letrados juristas castellanos bajo Felipe III. Investigaciones sobre
su puesto en la sociedad, la cultura y el Estado, [Poitiers, 1980], Junta de Castilla y León,
Valladolid, 2008, p.482. Los vínculos de Pedro Manso con Rodrigo Calderón señalados
por R. Gómez Rivero, Los consejeros de Castilla de Felipe III, «Anuario de Historia del
Derecho Español», núm. 74, 2004, p. 101.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XV - Dicembre 2018 n.44
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)