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                 ocasión  para  mencionar  a  «Diego  López  Gallo,  cuyos  antepasados
                 habían venido de la Montaña y tenían su Casa y solar conocido en
                 Escalada, que es Casa muy notoria en la valle de Sedano, e hicieron
                                                                     50
                 su primera habitación en la dicha villa de Castrojeriz» .

                 6. Conclusiones

                    Miles de familias presentaron un perfil parecido al de estos Gallo
                 cuya evolución secular aquí tan someramente he descrito. Y todas ellas
                 crearon patrimonio, de una forma u otra. Da igual que se trate de her-
                 mosos retratos o de cuadros de regular factura; de escudos de armas
                 mejor o peor hechos; de casas viejas reformadas y ampliadas o de enor-
                 mes palacios al más novedoso estilo; de valiosos retablos, estatuas de
                 bulto, ejecutorias miniadas, plata labrada…
                    Todos ellos quisieron dejar huella de su paso por este mundo. Pero
                 en el caso de la infinidad de estirpes de origen judío que hicieron lo pro-
                 pio no se trató de una actuación motivada por el gusto individual del
                 fundador o fundadora de turno. Todo lo contrario. Nos hallamos en estos
                 casos ante una estrategia colectiva; estamos frente al eslabón de una
                 enorme cadena cuyo principio y final se pierde de vista entre las brumas.
                 Una actuación colectiva que adopta la forma de sagas familiares, pues
                 en el fondo se trató de una inversión grupal ya que a todos beneficiaba.
                    Durante las generaciones en las que tales prácticas eran obligadas,
                 por mantenerse aún el recuerdo de la infamia, se crearon miles de
                 ítems patrimoniales que se iban conectando entre sí, siguiendo sinuo-
                 sos esquemas genealógicos, cuyos trazos a veces cuesta mucho recons-
                 truir.  Pero  es  esencial  hacerlo,  pues  si  logramos  abarcar  todo  el
                 mosaico, observando con vista de pájaro la imagen de conjunto, la rea-
                 lidad oculta se tornará al fin inteligible.
                    La ejecutoria que uno poseía, el primo lejano la disfrutaba, sirvién-
                 dole a toda la parentela de apoyo a sus propósitos sociales. Lo mismo
                 que el cargo o el honor obtenido por un tío o por un sobrino redundaba
                 en beneficio de todos los deudos, mostrar un palacio o una capilla
                 funeraria propiedad de un pariente era una herramienta ascensional
                 para todos los con ellos enlazados. Se trata de un patrimonio colectivo,
                 que hasta ahora hemos analizado únicamente desde la perspectiva
                 individual. Y no fue gusto personal, fue necesidad familiar. Hasta que
                 no lo entendamos así, me temo que nuestros análisis, como poco,
                 resultarán erróneos por completo desde la perspectiva social.




                    50  F. Suárez, Compendio de la Historia Antoniana, Francisco Pérez, Sevilla, 1603, f. 194v.


                 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019      n.46
                 ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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