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de su hijo, el príncipe heredero don de la política para pasar al terreno
Carlos. La utilización del “caso” de de la literatura, un espacio donde –
don Carlos por la opinión más anti- ya sí– se terminó de distorsionar el
felipista llegó a ser tan notable que dictamen de los historiadores para
incluso a mediados del siglo XIX se dar «rienda suelta al mundo de los
seguía visitando el cadáver del joven sentimientos» (pg. 300). La novela y
príncipe con la intención de constatar el teatro contribuyeron más que nin-
la veracidad de muchas de las teorías gún otro medio a trazar la imagen
que sobre su muerte circularon por que desde la obra de Saint-Réal (1672)
las principales cancillerías europeas. ha caracterizado la biografía de un
El autor realiza en este punto un no- príncipe enfermizo, enamoradizo y
table esfuerzo de síntesis y revisión presuntamente atormentado por ve-
de lo que se sabe sobre la vida del leidades políticas protestantes, tres
hijo del rey, una biografía –lamenta perfiles históricos analizados con pre-
García Cárcel– explicada en la ma- cisión por el autor en la parte final
yoría de los casos «en función del de- del nuclear capítulo IV.
senlace» (pg. 252). El problema de la El «fracaso de la leyenda Blanca»
escasez de fuentes documentales di- centra las conclusiones o balance de
sponibles para reconstruir aspectos una obra que pone el acento, más
esenciales de don Carlos sirve de que en el origen foráneo y dañino de
prólogo al análisis de las diferentes la leyenda negra, en la propia inca-
versiones sobre los sucesos que ter- pacidad de los aparatos propagandí-
minaron con la vida del príncipe. sticos españoles de los siglos XVI y
Autores como Guillermo de Orange XVII por contrarrestar lo que desde
y su Apología o Pierre Matthieu y la Amberes, Versalles o Lisboa se escri-
Vida interior de Felipe II contribuyeron bía y publicaba contra Felipe II. Las
desde el siglo XVII a poner de relieve propias características personales del
la parte más sórdida de la relación rey y su complejo patrón psicológico
entre padre e hijo, rescatando la in- –concluye el autor– ayudaron poco a
trincada red de recelos mutuos, líos la promoción de una imagen más fa-
sentimentales, proyectos políticos fru- vorable del monarca. Un útil apéndice
strados o debilidades físicas y men- documental con la transcripción y
tales de las que trataron de aprove- traducción de seis relatos extranjeros,
charse los insaciables cortesanos que más una extensa bibliografía con las
poblaron los cenáculos políticos de principales novedades de la historio-
la España de la segunda mitad del grafía de Felipe II, cierran una obra
quinientos. A pesar de los esfuerzos que se nos antojaba necesaria por
aislados realizados por algunos hi- diversos motivos. En primer lugar,
storiadores para reconducir el “caso” por ofrecer una visión renovada del
a los límites justificativos de la razón reinado filipino desde los presupue-
de Estado (Herrera y el propio Cabrera stos de la historia cultural y la “opi-
de Córdoba lo intentaron), la fuerza nión pública”. En segundo lugar, por
del episodio de don Carlos superó rebatir y analizar ideas comúnmente
ampliamente el tenor interpretativo aceptadas sobre un rey tan extraor-
n.42 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XV - Aprile 2018
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)