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Bautista (saggi)_1  14/12/18  09:30  Pagina 452






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                 las  directrices  de  la  corona  fueron  muchas  veces  en  un  sentido
                 distinto,  los  llevaron  a  entender  la  justicia  como  un  espacio  de
                 negociación para sobrevivir y conseguir estabilidad.
                     Por su parte, Manso y Tapia se formaron en tiempos de relativa paz,
                 de tregua, es decir del ejercicio de la guerra por medios de disuasión,
                 aprendieron a traducir las antiguas ideas del contractualismo en las
                 prácticas de concertación de las distintas jurisdicciones. Al llegar la
                 nueva guerra, buscaron consensos al interior de las jurisdicciones que
                 gobernaron, extendiendo el ejercicio de la autoridad real a costa de las
                 enormes prerrogativas que cedieron a los grupos locales como la nobleza
                 de seggio, en Nápoles y los grandes mercaderes en México.
                     Los testimonios aquí descritos ofrecen pistas fragmentarias de las
                 experiencias  vividas.  No  obstante  es  posible  estudiarlas  en  sus
                 confluencias: los oficiales reales presentados se vieron inmersos en la
                 guerra; fueron portadores de la justicia del rey en diversos territorios,
                 sus foros abrieron espacios de negociación continua a escala local;
                 finalmente,  cada  uno  de  ellos  presentó  sus  méritos  ante  diversas
                 instancias de la autoridad real, en espera de la gracia de su señor.
                 Guerra,  justicia  y  gracia  fueron  momentos  en  las  vidas  de  estos
                 hombres que los convirtieron a ellos, a sus familias y a sus clientelas,
                 en constructores de la monarquía.
                     Aunque  las  trayectorias  de  los  agentes  del  rey  aquí  evocadas
                 fueron  diversas,  sus  actividades  los  llevaron  a  situarse  entre  la
                 autoridad real y el poder de los vecinos en distintas ciudades de la
                 monarquía y a diversas escalas en la jerarquía de la jurisdicción real.
                 Al ponderar las cuatro trayectorias, es posible encontrar similitudes
                 en la actuación de estos agentes de la monarquía en los escenarios de
                 guerra que pusieron a prueba sus capacidades. Cada uno de ellos
                 desempeñó el papel que la real voluntad de sus respectivos reyes les
                 designó. No obstante, las diferencias permiten ver el engarce de sus
                 vidas con los procesos más generales.
                     Los  dos  primeros,  Marañón  y  Sousa,  vivieron  sus  principales
                 experiencias bélicas cuando eran jóvenes, en los años veinte de sus
                 vidas. En cambio, Manso y Tapia, ya eran encumbrados servidores del
                 rey cuando se vieron ante una guerra de proporciones descomunales
                 que marcó el reinado de Felipe IV. Así, en cierto sentido, se puede
                 afirmar que mientras Esteban Marañón y Henrique de Sousa fueron
                 guerreros que se transformaron en ministros, Francisco Manso y Carlo
                 Tapia fueron ministros que debieron hacer las veces de guerreros…
                 Entre los dos primeros y los dos últimos, los tiempos de la monarquía
                 habían cambiado. La generación de aquellos construyó el mundo en el
                 que crecieron éstos.
                     En el ámbito de la guerra, las décadas que separan las experiencias
                 de Marañón y Sousa, de las de Manso y Tapia fueron aquellas en que


                 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XV - Dicembre 2018     n.44
                 ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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