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                indiana, una verdadera agencia perulera que operó en diferentes pla-
                zas mercantiles conectando macro-espacialidades aprovechándose de
                los flujos comerciales de la temprana globalización. Aun siendo parti-
                cular, el caso del navío Nuestra Señora del Rosario tiene una verdadera
                relevancia porque ubica al Perú en un espacio activo e incitador, más
                no como receptor de la mundialización temprana. La clásica y tradi-
                cional premisa de un espacio donde los europeos iban en búsqueda
                del metal potosino y actores locales reducidos a una circulación in-
                terna dentro del virreinato caduca con el caso analizado.


                Castellanos vs portugueses: la disputa por el trato con China y la
                India, 1590-1593

                   En junio de 1591, el oidor de Panamá, el licenciado Salazar, le co-
                municó al rey sobre algunos problemas que requerían atención inme-
                diata en las Indias meridionales. Entre ellos, advertía sobre «los incon-
                venientes de que de Panamá y El Callao vayan navíos a cargar merca-
                derías de la China, sobre todo para las sedas de Granada y Murcia» .
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                Salazar repasaba los efectos causados por los contactos directos entre
                Perú y China. No ofrece datos precisos, pero al sugerir que desde Pa-
                namá salían navíos hacia el Oriente, nos hace suponer que el oidor
                conocía las intenciones de otras expediciones comerciales emprendi-
                das al Oriente, no sólo el caso del navío de virrey Cañete de 1590 o del
                Nuestra Señora del Rosario que sucedía en el mismo momento que el
                oidor redactaba su informe.
                   La  movilidad  peruana  transpacífica  repercutió  sobre  el  eje  euro-
                asiático, aquél corredor por el Cabo africano de Buena Esperanza que
                unía los nodos espaciales de Lisboa-Coromandel-Macao y Nagasaki.
                Entre 1583 hasta 1591 la presencia de peruleros en Filipinas y Macao
                era un hecho constatado. Sería imposible ofrecer el número preciso de
                agentes del Perú que se movilizaron hacia China, pero los casos de
                Nuestra Señora de la Cinta de 1583, el navío de China del virrey Cañete
                del año 1590 y el aquí abordado Nuestra Señora del Rosario de 1591
                nos permiten pensar en un grupo significativo de peruleros, sean en
                calidad de agentes transitorios o de estancias prolongadas en la costa
                sudeste de China. Estas son expediciones directas, pero si se suman
                a los peruleros que, en compañía con los novohispanos, viajaron a
                China desde Nueva España a través de la ruta del galeón de Manila
                su número sería superior. El caso de Diego Aguilar y Córdoba y Pedro
                Valenzuela que se movilizaron en 1585 a las «provincias de China» en


                   36  «Carta del oidor licenciado Salazar», 29-06-1591, Agi, Panamá, 14, 7, número 35, f. 3.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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