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El Perú colonial en la temprana globalización 591
ciudad de Lisboa sea un centro redistribuidor de productos hacia los
mercados locales de Persia, en especial en la región de Ormuz, que
estimulaba el consumo de ropa suntuaria elaborada en Bengala y ser-
vía asimismo como punto «general la distribución a toda Persia». Si-
milar funcionamiento ocurría más al oeste con las ropas de Coroman-
del y «los reinos de Java». Ahí también Felipe II contaba con aduanas
que brindaban grandes remesas a la hacienda .
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Las reflexiones del gobernador Dasmariñas se detenían sobre los
hábitos y la cultura del consumo. Según su apreciación las ventajas
que ofrecía el comercio euroasiático para la Corona culminaría en una
«total perdición para esta república [Filipinas] de ir los castellanos por
ese camino a la Nueva España». Peruleros y mexicanos no eran, según
el gobernador, agentes que podían competir con el mercader de
Oriente, no eran «hombres tan acaudalados que puedan con los per-
sas», sumado al riesgo de ser «una navegación tan extraordinaria» en
distancia y arrojar una reducida ganancia por ser productos de elite
que no son comunes para consumir en Filipinas. Más aún, si los cas-
tellanos continuaban interfiriendo en el comercio euroasiático con in-
tenciones de importar al archipiélago los productos de lujo y refinados
de Coromandel y de Bengala sería de mucho perjuicio a Sevilla, «ca-
beza de la que se tiene en la India Occidental», porque generaría la
competencia con lo que estimaban un puñado de familias notables de
las islas como «los ruanes, sedas de Granada, holandas» . El gober-
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nador reiteraba lo que era una noticia conocida en cada rincón del
imperio: tanto las mercaderías de Coromandel como las de Sevilla
«eran ropa de precio, poco común en las Filipinas no era general a los
pobres cuya necesidad se satisface con la ropa de China, […] que la
admiten de mejor gana» .
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Habría que distinguir dos perfiles consumidores dentro de lo que
se conoce genéricamente como «contratación de china»: por un lado,
la ropa particular de la China (incluso sus sedas), barata y de ordina-
ria calidad, tenían un consumo diversificado y socialmente ampliado
y, por el otro, las ropas de Coromandel, del reino de Java y Bengala
que respondían a un universo consumidor exclusivamente de elite. El
análisis de la contratación asiática ha sido considerado de manera
simple y homogénea, como si fuese un único comercio de mercancías
de exquisita y refinada cultura material oriental. Tanto es así que Gó-
mez Pérez Dasmariñas concluía que para las islas Filipinas la navega-
42 Agi, Patronato, 46, 23, f. 1-4.
43 El «rúan» era una tela de algodón estampada, mientras que la «holanda» era un
lienzo muy fino empleado en camisas y sábanas.
44 Agi, Patronato, 46, 23, f. 5-7.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)