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                   Parte de la cita apunta al espacio del Perú que, gracias a su notable
                producción minera y a otros excedentes exportables como el azogue de
                Huancavelica, vino, aceite y cacao con la consecuente posibilidad de
                abastecerse de numerosas mercancías desde México y China, provo-
                caba un perjuicio significativo a la relación trasatlántica que la unía con
                una España que vendrá «a no tener ninguna necesidad». Al revisar las
                fuentes que hacen referencia a «castellanos» circulando por el Pacífico y
                por el Oriente habría que advertir que no son precisamente castellanos
                peninsulares, sino peruleros y novohispanos que encontraron la posi-
                bilidad de generar redes informales para una conexión transpacífica im-
                posibles de impedirlas desde España. Más que las avanzadas esporádi-
                cas de los corsarios y piratas europeos, fueron las redes indianas las
                que inyectaron de contenido y dinamismo al Pacífico.
                   En este contexto de conflictividad geopolítica, aparece un informe
                del año 1593 titulado: Lo que hay que decir y apuntar en cuanto a la
                contratación de China y de la India oriental y parte de Malaca, Macao
                y Maluco y navegación de las Filipinas y México y Perú…  cuyo autor
                                                                       41
                es el gobernador de Filipinas, Gómez Pérez Dasmariñas. No hay una
                referencia explícita al caso de Nuestra Señora del Rosario en el informe,
                pero es posible que el gobernador de las islas haya considerado este
                caso para reforzar los argumentos expuestos en el escrito de 1590 del
                Consejo de Portugal.  Ante las experiencias inmediatas de navíos pe-
                ruanos y novohispanos en China y Oriente, sugería preservar la divi-
                sión de las áreas en manos de sus tradicionales dominadores y evitar
                la yuxtaposición de agentes con intereses opuestos: los portugueses
                por el corredor euroasiático y los castellanos operando desde Nueva
                España y Filipinas por medio del galeón de Manila o el tráfico directo
                entre Perú y China. Desde la unión de las dos Coronas peninsulares,
                la hacienda real se veía beneficiada de los aranceles y «rescates» que
                pesaban  sobre  la  circulación  de  los  productos  de  las  haciendas  de
                Bengala, Coromandel «y otras provincias de la India». Los peruleros y
                mexicanos no debían intervenir en los circuitos que enlazaban a Lis-
                boa, Guinea, Sudáfrica [Cafreira]; un floreciente comercio que había
                promovido el desarrollo demográfico y económico de las ciudades de
                la región, como lo ilustraba la «rica ciudad de Chaul» en la costa occi-
                dental de la India. Su comercio alimentaba una «honrosa aduana» per-
                teneciente a Su Majestad. El circuito euroasiático propiciaba que la



                   41  «Carta de Gómez Pérez Dasmariñas, gobernador y capitán general de Filipinas, al
                obispo del Maluco, sobre la contratación de China y efectos de cierta navegación para
                la  India  Oriental,  el  Maluco,  Filipinas,  México,  y  Perú».  Manila,  23  de  noviembre  de
                1593. «Relación sobre la contratación de la India Oriental, China, Maluco, Filipinas,
                México, y Perú», Agi, Patronato, 46, 23, ff. 1-10.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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