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llaron actividades especulativas entre particulares. En conjunto, para
los curiales, los negocios en torno a beneficios eran más lucrativos,
sumadas las actividades aceptadas y la pura especulación.
No olvidemos tampoco la trascendencia social de la fundación de
obras pías y la erección de nuevos beneficios de patronato laical, por
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no hablar de un nuevo convento . Las dotaciones de capellanes y
sacristanes de tantas capillas funerarias como conoció el mundo ibé-
rico en parroquias, monasterios y catedrales, fueron un paso indispen-
sable en cualquier proceso de ascenso social y demostración de
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estatus . Todo ello precisaba del refrendo de Roma.
El tercer campo de actividad del mercado curial fue la inversión en
oficios y hábitos militares. Los hábitos de caballero de órdenes ponti-
ficias eran más asequibles, pero los oficios (protonotario, escritor apos-
tólico, referendario, abreviador, escudero…) mucho más interesantes
para los clérigos hispano-portugueses. Su elevado precio, no obstante,
hacía necesaria la formación de sociedades de inversión de capital para
financiar su compra, las societates officiorum legalizadas desde 1513 .
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Entre sus socios, tanto titulares del oficio como inversores, aparecen
los mismos individuos que actuaban como curiales o financieros en
este mercado. En comparación, la repercusión directa en la Península
Ibérica de la participación de españoles y portugueses en la adquisición
de hábitos y oficios parece haber sido muy pequeña. Sin embargo,
merece la pena señalar que se trata de un mercado de inversión aún
por explorar, por lo que estas apreciaciones deberían ser contrastadas
con estudios específicos de mayor calado. A primera vista, por ejemplo,
resulta llamativa y de enorme interés la participación de mujeres ita-
lianas, castellanas, portuguesas… como socias capitalistas a través de
intermediarios, tal cual reflejan los protocolos notariales, extremo éste
en que no puedo detenerme aquí.
8 A. Atienza, Tiempos de conventos. Una historia social de las fundaciones en la
España moderna, Marcial Pons, Madrid, 2008.
9 J. Pro Ruiz, Las capellanías: familia, Iglesia y propiedad en el Antiguo Régimen, «His-
pania sacra», 41/84 (1989), pp. 585-602. E. Soria Mesa, Las capellanías en la Castilla
moderna: familia y ascenso social, in A. Irigoyen López y A.L. Pérez Ortiz (eds.), Familia,
transmisión y perpetuación (siglos XVI-XIX), Universidad de Murcia, Murcia, 2002, pp.
135-148.
10 Estas sociedades reunían el dinero necesario para comprar el oficio en cuestión
(translatario, escritor, protonotario, abreviador…) a nombre de un interesado, que
pasaba a ser el titular del mismo. Sus emolumentos anuales se repartían entre los socios
de forma proporcional al capital aportado, siendo las participaciones renovables cada
seis meses. Era una inversión con un cierto riesgo, pero bastante lucrativa. La tasa de
ganancia en la segunda mitad del XVI se situaba al 12%. Un análisis jurídico para el
caso español en A. García Ulecia, Las sociedades sobre oficios de la curia romana, «His-
toria. Instituciones. Documentos», 11 (1984), pp. 197-253.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019 n.46
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)