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                designado para el mayordomo mayor. Durante el acto, Mellini había
                optado por mantenerse al margen de cualquier reclamación. En cam-
                bio, Federico Cornaro, que había mostrado su malestar en presencia
                del rey, no pudo, finalmente, ofrecer pruebas convincentes con que
                articular una queja formal. De nada le servía que la costumbre esta-
                bleciese que el condestable, en función de su oficio palatino, no pre-
                cediese a los embajadores. Por todo ello, se decretó que, a partir de
                entonces, el mayordomo mayor ocupase un lugar propio que no inter-
                firiera  con  la  privilegiada  posición  diplomática,  ni  se  situase  en  su
                mismo nivel jerárquico .
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                Conclusiones

                   En un escenario de inestabilidad para la monarquía de España, la
                restauración de Messina creó las circunstancias propicias para legiti-
                mar la autoridad de Carlos II. Su capacidad gubernativa quedó pro-
                bada al lograr que la sediciosa ciudad sícula, apoyada por el enemigo
                francés, revirtiera de nuevo a la obediencia regia. La relaciones y pan-
                fletos de la época siguieron esta tendencia discursiva. La retórica lau-
                datoria de la actuación del monarca estuvo marcada por el énfasis en
                la restitución de Messina y no en su rebeldía declarada contra la so-
                beranía española y su señor natural.
                   Esta lógica primó en el diseño de las fiestas que se celebraron en la
                corte de Madrid tan pronto se recibió la noticia. La salida a caballo de
                Carlos II para dar las gracias a la patrona Nuestra Señora de Atocha
                envolvió de simbolismo político un acto de naturaleza religiosa. En la
                representación de la majestad y el oficio real, el joven se mostró como
                un rey triunfante, capaz de dirigir con mano firme la Monarquía que
                apenas hacía dos años había asumido personalmente y de resolver
                problemas de tal gravedad como la guerra en uno de sus dominios.
                   El esplendor del ceremonial y el ritual de corte emergieron e inter-
                conectaron tales elementos para exaltar la imagen regia en su exposi-
                ción pública. El estilo acostumbrado para las funciones áulicas marcó
                los tiempos, el recorrido, los asistentes y todo el aparato desplegado
                para impresionar a propios y extraños y satisfacer la curiosidad de los
                madrileños que se congregaron en las calles y plazas, decoradas con
                ornatos vegetales y ricas telas, pinturas y tapices, para ver el fugaz


                   69  Aav, Archivio della Nunziatura di Madrid, 1, ff. 283rv. Relazione delle dificiltà in-
                contrate da monsignore nuncio Mellini e dal signore Federico Cornaro, ambasciatori ve-
                neto nella cavalcata che si fece in Madrid per dare le grazie della ricuperazione di Mes-
                sina, ai 17 d’Aprile 1678. Madrid, 17 de abril de 1678.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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