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Epifanía regia: Carlos II y las festividades madrileñas por la recuperación de Messina 27
paso de Carlos II. El acompañamiento, cuya jerárquica planta fue ob-
jeto de controversia, materializó los recientes cambios introducidos en
la etiqueta. La participación de Juan José de Austria fue tomada por
los embajadores como un elemento conflictivo en su cercanía al mo-
narca y una clara amenaza a sus privilegiadas prerrogativas, si bien
se había normalizado entre los ministros y las élites castellanas. En
un espectáculo tan extraordinario como el desfile real en que se esce-
nificaba el universo cortesano, la posición personal y de los coches
dentro del entourage estuvo determinada por el rango y las aparien-
cias. La exteriorización de la dignidad política dentro de la esfera pa-
latina y ministerial, y la condición social particular en un marco de
códigos compartidos y significados reconocidos estuvo determinada
por las disputas competenciales y las luchas de poder. Precedencias y
vindicaciones en torno al lugar ocupado por cada sujeto cortesano se
convirtieron en un asunto latente y un espacio de negociación cons-
tante que determinaba la recuperación de las prácticas tradicionales,
la definición del protocolo conforme a las exigencias del momento y el
reajuste de la etiqueta que regulaba oficialmente cada celebración re-
gia, conforme a su tipología.
El restablecimiento político de la autoridad regia en Messina anunció
la adopción de nuevas medidas –la revocación de los privilegios, honores
y bienes de la ciudad, la abolición de la memoria patricia, la demolición
del palacio del senado y el esparcido de sal o la construcción de una
ciudadela– para resolver cuestiones análogas . Su festejo en Madrid
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también preludió el modelo que regiría las posteriores salidas públicas
de Carlos II. Este patrón celebrativo, con un formalismo estructural y
con el monarca como centro de la ceremonia, trasladó el organigrama
colegiado del gobierno y la Casa Real, y las élites nobiliarias a las calles
de Madrid en una muestra de júbilo compartido y, sobre todo, de exal-
tación real. La visión del monarca a caballo, retratada por distintos ar-
tistas y pintores de cámara, adquirió corporeidad y lució en todo su
esplendor, como recogieron las crónicas de la época. Aquella tarde de
abril se solemnizó el retorno a la obediencia de unos vasallos que, tras
verse abandonados por Luis XIV, anhelaban estar «sotto l’ombra felicis-
sima del suo augustissimo real dominio ed antico vassallaggio» .
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El fin de fiesta para aquellos mesineses que pasearon el retrato regio
como prueba de sumisión, sin embargo, no fue tan optimista como se
anunció en principio. El castigo ejemplarizante que aplicaría el nuevo
virrey Santisteban en 1679 por su sublevación revelaría otra faceta de
70 L. Ribot, Ira regis cit., pp. 142-155.
71 Ags, Estado, leg. 3954. Carta del senado de Messina a Carlos II. Messina, 18 de
marzo de 1678.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)