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                caba duramente a aquellos que «con obstinada porfía defienden los
                catalanes el incierto principio de Dapifer Moncada», especialmente a
                Pere Tomich 127 . También cuestionaba las afirmaciones de Carbonell y
                Beuter sobre el origen de la casa de los Montcada argumentando que
                su conexión con un compañero alemán de San Jorge carecía de fun-
                damento. Además, criticaba el limitado uso de fuentes documentales
                e incidía en las discordancias presentes en el contexto 128 . Por el con-
                trario, argumentaba que la llegada de los Montcada a Cataluña se pro-
                dujo en tiempos de Carlos el Calvo, y afirmaba que eran descendientes
                directos del primer conde de Ampurias, Ermenguer  129 .
                   Además, el autor diferencia entre el cargo de «Dapifer» y los nom-
                bres propios de la familia. A diferencia de lo que señalaban algunos
                cronistas  catalanes  y  valencianos,  tales  como  Tarafa  o  Escolano,
                «dapifer» en catalán equivalía al cargo de senescal 130 .
                   En este sentido, el marqués de Mondéjar acertó al diferenciar estos
                dos conceptos, ya que la leyenda de Otger Cataló incluía a un perso-
                naje ficticio llamado Dapifer Montcada, al que la familia debía su vin-
                culación con la senescalía.
                   El abundante número de fuentes secundarias empleadas evidencia
                la falta de fuentes primarias suficientes para abordar el estudio de la
                familia. El grueso de la documentación consultada por el autor apare-
                cía en otras obras que previamente habían analizado las fuentes pri-
                marias, ya fueran genealogías, crónicas u otro tipo de obras de carác-
                ter historiográfico. Esta desproporción entre las fuentes primarias y
                las secundarias no se da en otras obras del autor. Por ejemplo, la His-
                toria de la casa Mondéjar fue realizada a partir de fuentes primarias
                procedentes del archivo familiar. Todo ello nos lleva a pensar que el
                marqués no accedió, al menos de forma directa, a la documentación
                del archivo de los Montcada, cuyo fondo está disponible hoy día en
                buena parte en el Ahnob.
                   No obstante, Gaspar Ibáñez de Segovia no reproducía las fuentes
                secundarias sin realizar un análisis crítico previo e introducía ciertos
                contenidos  que  podían  haber  sido  obviados  por  otros  autores.  Por
                ejemplo, expuso los servicios militares que Guillem Ramón de Mont-
                cada había prestado al Rey de Túnez, «sirviendo a su príncipe infiel
                con tal crédito» 131 , y cuando los sicilianos clamaron al infante Fadrique
                por su rey, se le encomendó la mano de Lukina condesa de Malta y el



                   127  Rah, Salazar y Castro, Ms. 9/126, f. 5, 7v-8r.
                   128  Rah, Salazar y Castro, Ms. 9/126, f. 3v.
                   129  Rah, Salazar y Castro, Ms. 9/126, f. 16v-17r.
                   130  S. Sobreques i Vidal, Els Barons de Catalunya, Base, Barcelona, 2011, pp.
                57-59.
                   131  Rah, Salazar y Castro, Ms. 9/127, f. 5v.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XXI - Aprile 2024
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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