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                en la ciudad del Manzanares al final del Antiguo Régimen fueron los
                verdaderos objetivos del modelo manufacturero impuesto en los cen-
                tros asistenciales y de reclusión de la capital.


                5. Conclusiones

                   Los  sucesivos  gobiernos  ilustrados,  profundamente  preocupados
                por mejorar la producción de la industria nacional, pretendían abas-
                tecer al mercado de trabajo con una fuerza laboral adaptada a las de-
                mandas del capital mercantil. A tal fin, desde mediados del Setecientos
                toman de la Iglesia católica la gestión de las instituciones de benefi-
                cencia para usarlas como laboratorio en el que poner en práctica un
                programa laboral que los reformistas querían implantar a una escala
                más amplia, especialmente en el sector textil.
                   Para la materialización de este proyecto fue fundamental la trans-
                ferencia del trabajo de los internos desde la esfera del mercado al
                ámbito de la caridad, donde ya se situaba su participación en proce-
                siones, entierros y otras funciones religiosas. Los directores de las
                instituciones justificaron este proceso conceptualizando la labor de
                los hospicianos como formación de los «pobres verdaderos» o peniten-
                cia para aquellos que habían incurrido en la «ociosidad», y no como
                un servicio por el cual debían recibir un salario justo. De este modo,
                el interno es privado del valor de los bienes que produce, justificán-
                dose su remuneración en forma de limosna o propina (adehala), no
                sujeta al valor que establecía el mercado laboral. El pago de estas
                adehalas sufrió cambios importantes durante la década de 1790 y
                los primeros años del Ochocientos, ya que las dificultades económi-
                cas  que  atravesaba  el  sistema  asistencial  madrileño  acabaron  por
                establecer una remuneración por pieza producida y no por jornada
                laboral, lo que se tradujo en una reducción de las cantidades perci-
                bidas por los hospicianos.
                   Representantes del capital mercantil y fabricantes enriquecidos no
                tardaron en ver la oportunidad de ahorrar costes en la producción,
                por lo que solicitaron concesiones reales para el establecimiento de
                talleres en los colegios de huérfanos de la capital. Paralelamente, el
                modelo desarrollado en los hospicios de Madrid y San Fernando per-
                mitía a los directores de las fábricas obtener un salario substancioso
                de forma regular, independiente de la producción alcanzada. Efectiva-
                mente, el objetivo de estas manufacturas no era su rentabilidad, sino
                la formación en diferentes destrezas textiles de la masa de trabajado-
                res pauperizados que llegaba a la ciudad, con el fin de responder a las
                demandas  requeridas  por  el  nuevo  mercado  laboral  del  sector.  El





                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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