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162 Jesús Agua de la Roza
problemas para mantener ocupados a los internos, pues los registros
nos hablan de una media anual de cerca de 200 hombres y mujeres
«sin destino» . No sabemos, empero, si las causas fueron las resisten-
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cias de los reclusos y reclusas al trabajo forzado, o bien a la falta de
fondos con los que mantener un número suficiente de puestos de tra-
bajo en las fábricas y talleres.
En el cuartel de mujeres de San Fernando la organización del tra-
bajo estaba encabezada por la rectora, que pertenecía al personal en
nómina de la institución, mientras que el resto del trabajo y labores
de enseñanza eran desarrolladas por las internas . Estas alcanzaban
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en 1783 la cifra de 551 reclusas. Además de las celadoras, sus ayu-
dantas y la ayudanta de la rectora, encontramos 26 costureras, 8 la-
vanderas, 6 enfermeras, 2 porteras, una ropera y una depositaria del
pan, cuyas remuneraciones son desconocidas. Además, 222 mujeres
y niñas cubren la demanda de hilo para las fábricas del correccional,
otras 26 para el hilo de la costura, mientras que 130 hilan para las
fábricas de estambre del Ave María. Cada uno de estos grupos ocupa-
cionales trabajaba en talleres separados, supervisados por una maes-
tra que originalmente era una experta contratada por la institución,
siendo reemplazada más tarde por la destreza mucho más barata de
una interna. En resumen, 429 mujeres trabajaron para las fábricas
correccionales ese año, pero ninguna de ellas fue formada en las labo-
res más cualificadas de bordado o elaboración de blondas que sí eran
ofrecidas a sus compañeras del Ave María .
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En 1790, las hilanderas de la fábrica de lino eran remuneradas
conforme a las libras de hilo producidas semanalmente. Por cada libra
obtenían 20 maravedís (cerca de 0,5 reales), mientras que las hilan-
deras de cáñamo únicamente recibían 18 maravedís, reducidos a 12
en el caso de las hilanderas de estopa. La escasa remuneración del
trabajo forzado de estas hilanderas se hace más evidente al compa-
rarla con los salarios de aquellas empleadas en los barrios populares
de la capital y su entorno rural, a las que nos referimos anteriormente.
59 Los datos proceden de Estado de la familia cit., Bne, 2/6265 (1774) y VE/356/20
(1775); Ams, Conde del Águila, Sección XI, Tomo 31, nº 3 (1777); Ac, 32/2 bis (1778);
Rb, I/K/482 (1784), I/E/26 (1785), I/G/162 y I/I/650 (1786), PAS/3057 (1787),
I/I/651 y I/G/163 (1788).
60 Tal y como señala López Barahona, apenas sabemos nada sobre las rectoras de
los hospicios. En la década de 1780, la de San Fernando ganaba 3,5 reales diarios, más
la ración diaria de comida de las internas y 1.650 reales extra al año. Las últimas vo-
luntades de María Ruiz en el Hospital de La Pasión en 1783 nos informan del cobro de
una pensión de 3 reales diarios por sus servicios como antigua rectora; V. López Ba-
rahona, Las trabajadoras en la sociedad madrileña cit., p. 314.
61 Los datos proceden de Estado de la familia cit., Rb, I/K/482 (1784). La plantilla
de internas se completaba con 52 mujeres impedidas, 7 niñas que –probablemente por
su corta edad– no podían ser destinadas a ningún oficio, y 61 mujeres sin destino.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)