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Epifanía regia: Carlos II y las festividades madrileñas por la recuperación de Messina 17
constituían signos de distinción que se exhibirían en la ordenación
jerárquica de los asistentes. En un mundo de apariencias, el lugar que
se ocupaba en un espacio de distinción tan excepcional como el acom-
pañamiento regio expresaría el poder y la posición socioeconómica in-
dividual y familiar . La cercanía al cuerpo real trasponía la dimensión
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doméstica del acceso a las cámaras de palacio a la esfera pública con
el lugar asignado conforme al estatus socio-político. La emulación
dentro de la estructura formal convertía la ubicación particular en ob-
jeto de pugna por la precedencias en el favor del monarca . Con la
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gradación correspondiente al ejercicio de sus obligaciones áulicas, y
según las categorías definidas por la etiqueta, el extenso cortejo de
cortesanos y servidores de la Casa Real estaba integrado por distintos
cargos ministeriales y municipales, oficiales de la pluma, las guardias
reales, la nobleza titulada y los embajadores de capilla ataviados con
sus mejores galas. Por su despliegue de medios, el lucimiento de los
asistentes y el número de Grandes que concurrieron, el acto fue cali-
ficado como «de los más grandes que se han visto» en Madrid .
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Marcado por la complicada coyuntura política que atravesaba la mo-
narquía de España, el ceremonial se presentó como un código preceptivo
que podría admitir ciertas alteraciones dentro de su rigidez normativa. La
cuestión de la etiqueta, en la práctica, fue objeto de numerosos conflictos,
pero también de debates y negociaciones por el rechazo que suscitaba la
imposición de un orden tan estricto. En los instantes previos al comienzo
del desfile y con todo el séquito dispuesto, los legados presentes, el nun-
cio Savo Mellini y el veneciano Federico Cornaro, consultaron la planta y
las precedencias que les correspondían al advertir la alteración del orden
establecido. En este espectáculo ritualizado, el lugar que ocupó Juan
José de Austria vendría a confirmar su ascenso como hombre fuerte en
el gobierno tras la caída en desgracia de Fernando de Valenzuela, mar-
qués de Villasierra, a comienzos de 1677 . La controversia que generaba
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la presencia de don Juan en los oficios litúrgicos y celebraciones
32 B.J. García García, Las fiestas de corte en los espacios del valido, en M.L. Lobato
y B.J. García García (eds.), La fiesta cortesana en la época de los Austrias, Junta de
Castilla y León, Valladolid, 2003, p. 52.
33 M.J. del Río Barredo, El ritual cit., pp. 25 y 27.
34 Avisos. Madrid, 18 de abril de 1678. Gazeta de Madrid, núm. 18. Imprenta de
Bernardo de Villa-Diego, Madrid, 1678.
35 La caída en desgracia de Fernando de Valenzuela se expone en A. Álvarez-Ossorio
Alvariño, El favor real: la liberalidad del príncipe y jerarquía de la república (1665-1700), en
C. Mozzarelli y C. Continisio (eds.), Repubblica e virtù. Pensiero politico e Monarchia Cattolica
fra XVI e XVII secolo. Incontro di Studio, 1993, pp. 405-435; e Idem, Ceremonial de la majestad
y protesta aristocrática. La Capilla Real en la corte de Carlos II, en J.J. Carreras y B.J. García
García (eds.), La Capilla Real de los Austrias. Música y ritual de corte en la Europa moderna,
Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 2001, pp. 345-410: 387-391.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)