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516 Josep Antoni Aguilar Ávila
por vía materna, fluía la sangre de los Lusignan de Chipre, y de Isabel
de la Roche, hija de Guido I de la Roche, segundo duque latino de Atenas.
Hugo debió de entrar al servicio del rey Carlos de Anjou cerca del año
1268, porque combatió a su lado en la batalla de Tagliacozzo, lo que,
junto con otros servicios, le valió por parte del monarca la concesión en
1271 del condado de Lecce, en la Apulia. A partir de entonces fue un
hombre siempre influyente en la corte: entre otros cargos de
responsabilidad, le fue encomendada la custodia del puerto de Brindisi
y la supervisión del armamento de las naves que Carlos aprestaba para
su frustrada expedición contra Bizancio. A partir de la primavera de 1282
tomó parte muy destacada en las campañas de los angevinos contra
catalano-aragoneses y sicilianos, con fortuna en general adversa. El 5 de
junio de 1284 combatió en la batalla del golfo de Nápoles, en la que fue
hecho prisionero, junto con el príncipe Carlos de Salerno y muchos otros
nobles franceses, por las fuerzas del almirante Roger de Lauria. Liberado
poco después a cambio de un pingüe rescate, no tardó en tomar de nuevo
las armas para defender la causa de los Anjou. El 23 de junio de 1287,
en algún punto de la franja de mar entre Castellammare di Stabia y
Sorrento, volvió a enfrentarse a la armada de Lauria en lo que con el paso
del tiempo las crónicas dieron en llamar «la Batalla de los Condes»:
también entonces los angevinos fueron duramente derrotados por el
almirante calabrés, y Hugo cayó preso de nuevo. Parece que recuperó la
libertad hacia 1288, pero sólo tras comprometerse a hacer frente a un
rescate de un monto tan prohibitivo que le obligó a entregar como rehén
en garantía del pago a su hijo Gautier. Éste, el quinto Brienne de ese
nombre, es precisamente el Gautier que nos ocupa, el que luchó en
Gagliano: por aquel entonces un jovencito de unos 13 o 14 años (había
nacido en Francia hacia 1275), fue llevado a Sicilia y custodiado en el
castillo de Agosta, donde al parecer llegó a confraternizar con la
guarnición de la fortaleza, mayoritariamente compuesta por catalanes, y
a familiarizarse con su lengua, como explica Muntaner:
E aquest comte de Brenda nodrí en Sicília lonch de temps, al castell de
Agosta, con era fadrí; que son pare lo mès en recena, que y fo pres, et exí’n ab
rescat, et lexà son fill en son loch; et per açò fanyia’s de amar cathalans et
30
parlava cathalanesch .
Por lo que concierne a Hugo, sabemos que, cuando tras los
acuerdos de Anagni (1295) los sicilianos se negaron a volver al redil de
los Anjou y coronaron rey a Federico de Aragón, lo que reactivó de
30 R. Muntaner, Crònica cit., cap. 240.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIV - Dicembre 2017 n.41
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)