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           por vía materna, fluía la sangre de los Lusignan de Chipre, y de Isabel
           de la Roche, hija de Guido I de la Roche, segundo duque latino de Atenas.
           Hugo debió de entrar al servicio del rey Carlos de Anjou cerca del año
           1268, porque combatió a su lado en la batalla de Tagliacozzo, lo que,
           junto con otros servicios, le valió por parte del monarca la concesión en
           1271 del condado de Lecce, en la Apulia. A partir de entonces fue un
           hombre  siempre  influyente  en  la  corte:  entre  otros  cargos  de
           responsabilidad, le fue encomendada la custodia del puerto de Brindisi
           y la supervisión del armamento de las naves que Carlos aprestaba para
           su frustrada expedición contra Bizancio. A partir de la primavera de 1282
           tomó parte muy destacada en las campañas de los angevinos contra
           catalano-aragoneses y sicilianos, con fortuna en general adversa. El 5 de
           junio de 1284 combatió en la batalla del golfo de Nápoles, en la que fue
           hecho prisionero, junto con el príncipe Carlos de Salerno y muchos otros
           nobles franceses, por las fuerzas del almirante Roger de Lauria. Liberado
           poco después a cambio de un pingüe rescate, no tardó en tomar de nuevo
           las armas para defender la causa de los Anjou. El 23 de junio de 1287,
           en algún punto de la franja de mar entre Castellammare di Stabia y
           Sorrento, volvió a enfrentarse a la armada de Lauria en lo que con el paso
           del tiempo las crónicas dieron en llamar «la Batalla de los Condes»:
           también entonces los angevinos fueron duramente derrotados por el
           almirante calabrés, y Hugo cayó preso de nuevo. Parece que recuperó la
           libertad hacia 1288, pero sólo tras comprometerse a hacer frente a un
           rescate de un monto tan prohibitivo que le obligó a entregar como rehén
           en garantía del pago a su hijo Gautier. Éste, el quinto Brienne de ese
           nombre, es precisamente el Gautier que nos ocupa, el que luchó en
           Gagliano: por aquel entonces un jovencito de unos 13 o 14 años (había
           nacido en Francia hacia 1275), fue llevado a Sicilia y custodiado en el
           castillo  de  Agosta,  donde  al  parecer  llegó  a  confraternizar  con  la
           guarnición de la fortaleza, mayoritariamente compuesta por catalanes, y
           a familiarizarse con su lengua, como explica Muntaner:

              E aquest comte de Brenda nodrí en Sicília lonch de temps, al castell de
           Agosta, con era fadrí; que son pare lo mès en recena, que y fo pres, et exí’n ab
           rescat, et lexà son fill en son loch; et per açò fanyia’s de amar cathalans et
                              30
           parlava cathalanesch .
              Por  lo  que  concierne  a  Hugo,  sabemos  que,  cuando  tras  los
           acuerdos de Anagni (1295) los sicilianos se negaron a volver al redil de
           los Anjou y coronaron rey a Federico de Aragón, lo que reactivó de




              30  R. Muntaner, Crònica cit., cap. 240.



           Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIV - Dicembre 2017    n.41
           ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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