Page 44 - 2
P. 44
512 Josep Antoni Aguilar Ávila
Arrighetto, come maggior dell’oste, accettò la battaglia graziosamente; e
dato l’ordine, deliberarono, il giorno che si dovesse essere in sul campo. La
notte dinanzi il re d’Araona fece dodici maestri sopra l’esercito, i quali erano
uomini di gran valore e sentimento. E la prima schiera furono tre mila buoni
uomini d’arme, tutti vestiti a nero, e feceli la maggior parte cavalieri a spron
d’oro, e chiamavansi i cavalieri della morte, e diè per lor capo il figliuolo, il qual
23
aveva nome messer Princivale .
Huelga decir que, por obvias razones cronológicas, Muntaner no pudo
conocer el novelliere de Ser Giovanni, ni el poema de Casola ni el
cronicón de Fiamma (en este último caso, quizá cabría preguntarse –
aunque se trata de una pregunta que no tiene por el momento una
respuesta cierta – si la leyenda sobre la batalla de Legnano tuvo en el
Occidente europeo de inicios del siglo XIV un grado de popularidad
suficiente para que alguien como Muntaner hubiera podido tener noticia
de ella, o si, por el contrario, el relato del Chronicon Maius es un mero
producto de la imaginación individual de su autor, como viene a sugerir
el hecho de que ninguna otra fuente temprana se haga eco de él). En
cualquier caso, las concomitancias en cuanto a la construcción del
personaje colectivo de los Caballeros de la Muerte advertidas en los
textos hasta aquí presentados confirman la naturaleza estereotipada de
esta figura: nos hallamos, en efecto, ante un grupo de guerreros de élite
que, movido muchas veces por el deseo de venganza, acude al campo
de batalla determinado a destruir al enemigo o perecer en el intento. Por
lo demás, conviene señalar que el consabido sobrenombre no sólo gozó
de fortuna en el plano de las letras, sino también en el de la realidad del
periodo medieval, pues sabemos que, hacia finales de la década de los
60 del siglo XIII, lo usó una compañía de caballeros activa,
precisamente, en el reino de Sicilia: los Milites de Morte del ilustre infante
don Fadrique de Castilla (1224-1277), hermano de Alfonso X el Sabio.
Como es bien conocido, en el verano del año 1260 don Fadrique se
había visto forzado a abandonar el reino de Castilla a causa de las malas
relaciones que mantenía con su hermano el rey . Su destino había sido
24
el reino hafsí de Túnez, en el que se encontraba ya otro hermano suyo:
el infante don Enrique (1230-1303), quien, habiendo tenido que huir de
23 Ser Giovanni, Il Pecorone cit., vol. I, p. 223.
24 Sobre la figura de Fadrique de Castilla, vid. M. González Jiménez, Alfonso X el
Sabio, Ariel, Barcelona, 2004, pp. 86-87, 232-233, 316-322 y passim; M. González
Jiménez, Alfonso X y sus hermanos (I), «Boletín de la Real academia Sevillana de Buenas
Letras: Minervae Baeticae», 32 (2004), pp. 203-214. Un documentado análisis de la
actividad militar del infante en el marco de las relaciones de la casa real castellana con
el Imperio y la dinastía Hohenstaufen se encuentra en M. Diago, La monarquía castellana
y los Staufer: Contactos políticos y diplomáticos en los siglos XII y XIII, «Espacio, Tiempo
y Forma. Serie III, Historia Medieval», 8 (1995), pp. 51-84.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIV - Dicembre 2017 n.41
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)