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342 Antonio Jiménez Estrella
en condiciones de dar cifras generales para el período analizado. Sobre
este punto, hay que señalar que muchos estudios han reducido tradi-
cionalmente el papel de los esclavos en la sociedad peninsular al de
meros objetos de lujo y ostentación, así como a las tareas del servicio
doméstico. Sin embargo, para el caso de Andalucía y el Reino de Gra-
nada, numerosos investigadores han puesto en duda este aserto y
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han demostrado que, lejos de la visión protectora que predominó bas-
tante tiempo sobre la esclavitud doméstica en Castilla, tanto los escla-
vos moriscos como los berberiscos obtenidos como presas de guerra
fueron tratados en muchos casos con extrema violencia y se integra-
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ron plenamente en el sector productivo de ciudades como Granada,
Almería y Málaga. En ellas ejercieron trabajos de especial dureza, poco
demandados por trabajadores asalariados cristianos y que exigían un
elevado esfuerzo físico: carga y descarga en el puerto, edificación de
obras públicas –fortalezas, murallas, etc. –, tareas agrícolas, trabajos
con el cuero y el esparto o en el sector minero.
Por todo ello, se generó una verdadera disyuntiva entre hacer pre-
valecer los criterios de defensa y seguridad del territorio o la prosperi-
dad económica que este tipo de esclavos procuraban a las ciudades
para el sostenimiento de ciertas actividades primarias. Hasta el punto
de que las poblaciones del litoral se negaron a perderlos cuando la
Monarquía promulgó decretos para su expulsión o alejamiento de la
costa por motivos de seguridad. Así se ponía de manifiesto en disposi-
ciones como la del 13 de junio de 1602, que ordenaba a los dueños de
esclavos moriscos y norteafricanos de Marbella a sacarlos de sus casas
y trasladarlos tierra adentro . O, por ejemplo, cuando con motivo del
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mencionado asalto a Adra en octubre de 1620, la psicosis colectiva
creada en el litoral y las averiguaciones realizadas por el gobernador
de la costa concentraron las sospechas sobre el importante colectivo
de esclavos de origen norteafricano presentes en el territorio. En esta
línea se manifestaba el secretario de guerra Bartolomé de Anaya en
una carta dirigida al corregidor de Málaga, una de las ciudades con
mayor número de esclavos dentro de sus murallas, pues se sabía que
49 Entre otros: A. Stella, L’esclavage en Andalousie a l’époque moderne, «Annales
ESC», 47 (1992), pp. 35-63; A. Martín Casares, La esclavitud en cit; F. Andújar Castillo,
Del esclavo morisco cit.; B. Vincent, La esclavitud en el Mediterráneo cit.; C. J. Garrido
García, La esclavitud en el Reino de Granada cit.; R. González Arévalo, El cautiverio de
cristianos cit.
50 Sobre el tema, es clarificador el trabajo de A. Stella, Herrado en el rostro con una
S y un clavo: l’homme-animal dans l’Espagne des XVe-XVIIIe siècles, en H. Bress (dir.),
Figures de l’esclave au Moyen-Age et dans le monde moderne, L’Harmattan, Paris, 1996,
pp. 147-163.
51 Real Cédula de 13-06-1602, Archivo General de Simancas (Ags), Guerra Antigua
(Ga), lib. 91, fol. 225v.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Agosto 2021
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)