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Mesa (saggi)_3  26/09/19  07:12  Pagina 252






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                    Sin embargo, nuestro conocimiento sobre la materia es aún muy
                 escaso, y no sólo por falta de datos o de investigaciones que en un
                 futuro puedan aportarse. El fenómeno es mucho más preocupante,
                 sobre todo en lo que respecta a la Época Moderna, especialmente en lo
                 relativo a los siglos XV-XVII. Los problemas principales, a mi entender,
                 vienen derivados de graves errores metodológicos en el análisis social
                 de los fundadores de los diversos ítems patrimoniales. Confusiones de
                 base tan grandes que han contaminado a infinidad de historiadores y
                 han generado por derivación una interpretación absolutamente erró-
                 nea de la cuestión.
                    Donde más, sin duda alguna, en lo relativo al patrimonio judeocon-
                 verso, es decir el generado por individuos y familias de origen hebraico,
                 insertas por lo habitual en fuertes procesos de ascenso social, obras
                 de arte mandadas erigir para cimentar esta progresión y ocultar la
                 herencia judía, anatema en la época.
                    En primer lugar, debido a que se ignora la procedencia judeocon-
                 versa de los comitentes en el noventa y nueve por cien de los casos,
                 por  falta  de  investigaciones  de  base.  Son  cientos,  acaso  miles,  los
                 “nobles caballeros” que en el fondo eran descendientes de condenados
                 por la Inquisición, o nietos o bisnietos de traperos o arrendadores de
                 rentas cristianos nuevos. Así, casi todos los fundadores judeoconversos
                 han quedado sepultados en el olvido, escondidos bajo el manto de
                 armiño de sus descendientes, ennoblecidos a posteriori. Ennoblecidos
                 entre otras cosas gracias a la fundación de estos monumentos.
                    En segundo término, por la escasa calidad de la mayoría de las
                 guías histórico-artísticas en las que se basan en buena medida los
                 autores para identificar las principales obras. Problema que se arrastra
                 desde hace dos siglos cuando menos, y como unos van copiando a
                 otros sin mayor criterio, los errores, incluso los de bulto, se mantienen
                 durante centurias. Otras veces, este tipo de literatura con suerte da el
                 nombre o título de los últimos propietarios de un palacio o casa, y nor-
                 malmente con errores. Por tanto, se identifica al dueño que vivió a fina-
                 les del siglo XIX con la familia del fundador que ordenó la construcción
                 trescientos o cuatrocientos años antes, habiendo existido casi siempre
                 una derivación genealógica entre uno y otro a través de infinidad de
                 apellidos y familias distintas. No digamos ya el disparate de asociar
                 ambos conceptos cuando el bien fue desvinculado durante el ochocien-
                 tos y vendido a otra estirpe, sin nada que ver con la primera.
                    Por otro lado, sumemos a lo anterior la habitual descontextualiza-
                 ción de las investigaciones de cada área de conocimiento, y el aisla-
                 miento  temático  que  caracteriza  a  la  academia.  Compartimentos
                 estancos que no sólo no se comunican entre sí, es que casi ni se rozan.
                 Medievalistas que jamás leen trabajo alguno firmado por un moder-
                 nista, y viceversa; una Historia de América que parece autista; qué


                 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019      n.46
                 ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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