Page 56 - 1
P. 56

Mesa (saggi)_3  26/09/19  07:12  Pagina 266






                 266                                                  Enrique Soria Mesa


                 creer a primera vista. Obviamente, para saber quién es tu primo ter-
                 cero por cualquier línea, hay que conocer bien el árbol familiar, no
                 digamos ya si los contrayentes están unidos entre sí por doble cuarto
                 grado de consanguinidad por un lado, tercero con cuarto por otro, y
                 cuarto de afinidad a su vez, por poner un caso extremo pero real.
                    Los derechos, por otro lado, a recibir dotes al casarse las mujeres
                 de la mesocracia y la nobleza, o al ingresar en un convento, dependen
                 de poder establecer grados fiables de parentesco sanguíneo con los fun-
                 dadores de conventos, patronatos y obras pías. Habiéndose de remon-
                 tar a veces los abolorios siete, ocho o más generaciones. Los primos
                 cuartos o quintos de estos grupos superiores se definen entre sí como
                 deudos cercanos, por extraño que nos pueda parecer hoy en día.
                    Con todo esto, explicado aquí de forma necesariamente somera,
                 ¿cómo resulta posible olvidar lo grupal y centrarnos en la supuesta
                 voluntad individual a la hora de tratar las fundaciones patrimoniales?
                 ¿Qué sentido tiene obviar el entorno familiar de personas que en su
                 inmensa mayoría fueron mucho más eslabones de una cadena que
                 estrellas rutilantes con brillo propio? La ignorancia, la inercia y la
                 pereza explican el fenómeno, claro está, pero no lo justifican.
                    Como un avance de futuros trabajos, propongo en este artículo el
                 uso de un concepto novedoso, o eso me parece a mí, que vengo en
                 denominar sagas fundacionales, y que considero puede ser de gran
                 utilidad para analizar el patrimonio histórico-artístico de la Época
                 Moderna desde la perspectiva social. Sobre todo, en relación con los
                 judeoconversos.
                    Con sagas fundacionales quiero decir fundaciones individuales o
                 colectivas generadas en el marco de una parentela a lo largo de unas
                 cuantas generaciones, cronología delimitada por la existencia de pro-
                 cesos sociales de parecidas características que tienen lugar en su seno.
                    Y preciso el concepto, a su vez, de parentela, diferente e incluso
                 opuesto al de linaje. Pues en vez de centrarme únicamente en el caso
                 de la descendencia por línea de varón, que es lo que indica lo último,
                 habría que centrarse en el primer elemento, entendido como un grupo
                 de familias relacionadas entre sí por lazos de parentesco efectivo, sin
                 importar que éste provenga por línea masculina o femenina.
                    Pensemos, así, en un grupo de hombres y mujeres que durante
                 décadas se dedican a crear de manera activa determinados ítems patri-
                 moniales que van a servir de jalones sobre los que ir cimentando su
                 ascenso  social,  a  la  vez  que  de  parapetos  para  ocultar  la  mácula
                 hebraica. Estrategias que tienen que ver con el gusto personal, pero
                 entendido  dentro  de  un  proceso  mucho  más  amplio  y  ambicioso.
                 Adquiriendo así su auténtico sentido.
                    Pensemos, por poner un caso relevante y que estoy trabajando en
                 la actualidad, en lo que supone analizar de esta forma el patrimonio


                 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019      n.46
                 ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
   51   52   53   54   55   56   57   58   59   60   61