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              El tercer ejemplo al que me referiré se encuentra en uno de los más
           conocidos exponentes de lo que la crítica ha dado en llamar «epígonos
           boccaccescos»:  se  trata  de  Il  Pecorone,  colección  de  cincuenta  novelle
           compuesta entre los años 1378 y 1385 por un Ser Giovanni Fiorentino de
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           identificación más bien problemática . La influencia de Il Decamerone en
           esta obra se advierte rápidamente si tenemos en cuenta su planteamiento
           y estructura, puesto que las novelle que la conforman se hallan también
           aquí engarzadas en una historia que les sirve de marco. Dos son los
           principales personajes de esta historia: Auretto, un muchacho florentino
           de agudo ingenio, y Saturnina, una bella monja de un convento de Forlì.
           De acuerdo con un bienfortunado lugar común de la literatura medieval,
           Auretto se enamora de Saturnina de oídas, profundamente impresionado
           por los grandes elogios que ha oído sobre su belleza y virtudes. Resuelto a
           conocerla, se hace fraile y poco tiempo después se convierte en capellán
           del convento en el que la joven profesa. Allí la conoce y pronto comprueba
           que sus sentimientos hacia la joven son correspondidos plenamente por
           ésta, aunque los votos contraídos por ambos convierten el suyo en un amor
           imposible. Para satisfacer al menos su deseo de verse, Auretto y Saturnina
           acuerdan encontrarse una vez al día en el parlatorio del convento, cita
           durante la cual cada uno cuenta a su interlocutor una novella.
              Hasta  aquí  las  similitudes  con  el  plan  general  de  la  obra
           boccaccesca son evidentes, pero conviene apuntar que en algunas de
           las novelle de Ser Giovanni se aprecian igualmente ciertos contornos
           particulares que las diferencian de las de su predecesor, sobre todo en
           aquellas que parecen salidas de su propia cosecha y no tomadas de
           otra fuente anterior (hay que señalar en este punto que un número
           significativo de las historias incluidas en Il Pecorone fueron tomadas
           de la Nuova Cronica de Giovanni Villani). Uno de ellos es, por ejemplo,
           la ambientación de las mismas. Se ha advertido –acertadamente, a mi
           juicio – que, frente a lo que nos encontramos en Il Decamerone y otros
           epígonos de Boccaccio (Sercambi, Sacchetti), lo que caracteriza a la
           narrativa de Ser Giovanni es «su peculiar forma de presentarnos la
           realidad y su habilidad para que esta realidad se una a situaciones
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           totalmente irreales, casi de ensueño» . Así, por ejemplo, las historias



              21  Para una aproximación a los aspectos más relevantes de la obra, puede consultarse
           C. Muscetta, Il Pecorone e la novellistica del Quattrocento, F. Castorina, Catania, 1966;
           P. Robuschi Romagnoli, Ancora sulla struttura del «Pecorone», en Studi in onore di Alberto
           Chiari,  Paideia,  Brescia,  1973,  vol.  II,  pp.  1067-1091;  P.  Salwa,  In  difesa  del
           conservatorismo fiorentino: Ser Giovanni e il suo «Pecorone», en  La narrativa tardogotica
           toscana, Cadmo, Fiesole, 2004, pp. 29-66. La mejor forma de leer el texto actualmente
           es a través de Ser Giovanni, Il Pecorone, ed. E. Esposito, Longo, Rávena, 1974, 3 vols.
              22  L. Carlucci, Lo real y lo fantástico en las novelle de Ser Giovanni Fiorentino, «Revista
           de la Sociedad de Estudios Italianistas», 4 (2006-2007), pp. 115-128.



           Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIV - Dicembre 2017    n.41
           ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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