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           Muntaner, que, al narrar en el cap. 197 la batalla de Falconara entre
           las fuerzas de Federico de Sicilia y Felipe de Anjou, se refiere a un lance
           concreto  de  la  pugna  que  tuvo  por  protagonista  a  un  almogáver
           llamado  Porcell,  a  quien  el  cronista  declara  haber  conocido
           personalmente, pues estuvo bajo su mando durante la expedición de
           la Compañía Catalana a Bizancio:

              Et dels almugàvers vos sé dir que colp s’i féu per I almugàver qui havia nom
           Porcell, qui fo puys de ma companya en Romania, que ab coutell de tayl donà
           tal a I cavaller ffrancès, que la gambera et la cama n’anà en I pich, e encara ne
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           mès ben mig palm per la hillada del cavall .
              Teniendo  en  cuenta  el  corto  espacio  temporal  en  que  fueron
           librados  los  combates  de  Falconara  y  Gagliano,  y  que  en  ambos
           participaron de forma muy destacada los almogávares de Blasco de
           Alagón y Guillem Galceran de Cartellà, cabe suponer que la misma
           fuente que informó a Muntaner de la hazaña que acabamos de leer,
           lo  hizo  también  acerca  de  los  pormenores  de  la  batalla  con  los
           Caballeros  de  la  Muerte:  el  cronista  pudo  trabajar  a  partir  del
           testimonio recogido del propio Porcell o, si no queremos aventurar
           tanto, de otros guerreros con los que fue confraternizando durante
           las campañas en Sicilia y tierras bizantinas, reelaborándolo, claro
           está,  gracias  a  su  desbordante  imaginación  literaria.  Ahora  bien,
           llegados  a  este  punto,  surge  inevitablemente  una  pregunta:  ¿si
           Muntaner conocía estos detalles tan específicos, estaba también al
           corriente de otros hechos relacionados con lo ocurrido en Gagliano,
           y, en concreto, del engaño del que los angevinos fueron víctimas?
           Tras  del  cuadro  virulento  pero  colorido  que  el  de  Peralada  nos
           presenta al relatar la batalla, ¿cabe adivinar la voluntad de silenciar
           algunos  aspectos  poco  honorables  de  la  actuación  de  los  suyos?
           Evidentemente,  responder  a  ambas  cuestiones  sin  contar  con
           ninguna  evidencia  directa  sería  harto  imprudente,  pero,  dado  el
           significativo  número  de  ocasiones  en  las  que  la  Crònica incurre
           deliberadamente en la ocultación y/o la disimulación de hechos, el
           planteamiento de estas dudas resulta del todo pertinente.












              74  R. Muntaner, Crònica cit., cap. 197.



           Mediterranea - ricerche storiche - Anno XIV - Dicembre 2017    n.41
           ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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