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Defensa de la costa, captura y venta de esclavos norteafricanos en el Mediterráneo 355
dispuestos con sus “cuerdas caladas” en los arcabuces para abrir
fuego. El objetivo del relato hiperbólico no era otro que patentizar el
elevado riesgo de su profesión castrense y legitimar, con mayor fuerza
si cabía, el justo cobro del premio económico que les correspondía por
la venta de estas presas obtenidas en “justa” y en “buena guerra”. Por
contraste, las confesiones de algunos de los musulmanes apresados,
además de restar buena parte de esa épica e intensidad a una escara-
muza en la que, muy probablemente, se resistieron mucho menos de
lo afirmado por los soldados, daban crédito a la versión exculpatoria
de Raudan y sus tres correligionarios renegados, dado que todos coin-
cidían en señalar al arráez como un traidor y el principal culpable de
que la nave encallase en la playa de los Genoveses .
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El siguiente paso tras las testificaciones y confesiones ante el capi-
tán general y el licenciado Francisco Felipe de Paz, auditor de la gente
de guerra, fue el encarcelamiento de los cuatro renegados –excluidos
de la subasta– y el inicio de la almoneda para «rematar por esclavos y
cautivos avidos en buena guerra» a los 68 corsarios en la plaza pública
Vélez Málaga, cada uno con su preceptiva numeración. Desde el punto
de vista crematístico se trataba, sin duda, de la parte más importante
de todo el proceso para los catorce soldados y el cabo de escuadra
implicados en la refriega con los asaltantes turco-berberiscos. Mucho
más si tomamos en cuenta que desde principios del siglo XVII se re-
gistraban importantes atrasos y una enorme deuda en el pago de suel-
dos de la gente de guerra de la costa del Reino de Granada, que en
1631 superaba los 600.000 ducados . La almoneda les permitiría ob-
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tener el correspondiente rendimiento económico que la legislación cas-
tellana fijaba para su empresa militar, y de ella también sacarían ta-
jada el rey –mediante el cobro del quinto de presas– y el capitán gene-
ral de la costa, que tenía derecho a un porcentaje en especie del pro-
ducto de las capturas.
Durante la subasta, iniciada el 11 de marzo y cerrada nueve días
después, diferentes interesados pujaron por uno o más esclavos. Se
trataba en la mayoría de los casos de miembros de la oligarquía local
velezana, con suficiente nivel adquisitivo para costearse uno o varios
esclavos, o bien intermediarios de mayor poder económico, que lo ha-
cían por el paquete completo de cautivos, procedentes tanto de Vélez
como de Málaga, capital portuaria que, como ya hemos destacado,
contaba con una importante tradición esclavista y una sólida oligar-
quía demandante de este tipo de mano de obra. Los interesados reali-
zaron las correspondientes posturas –ofertas en almoneda pública–
95 Ags, Ga, leg. 1.089, sf.
96 A. Jiménez Estrella, Ejército y recursos cit. p. 184.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Agosto 2021
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)