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                Majestad, como constaba en la relación y certificaciones enviadas a
                la corte.
                   El último punto era controvertido pues, como se señalaba desde el
                Consejo de Guerra, en las últimas instrucciones que se conservaban
                de los capitanes generales  –de 1591– nada se mencionaba sobre la
                potestad  del  general  para  nombrar  un  contador  de  presas 102 .  En
                cuanto a la advertencia que se le hacía sobre que los que gobiernan la
                costa no podían participar en la compra de este tipo de esclavos, el
                capitán general afirmaba que

                no es el intento de Vuestra Majestad hacer a ningún general ni gobernador suyo
                de peor condición que a un hombre particular que compra de lo que se vende
                públicamente, lo que le está bien para el servicio de su casa, particularmente
                en esta tierra, que si no se sirven de esclavos, de ninguna manera se halla quien
                lo haga, y esto es lo que yo he hecho y el marqués mi hijo, comprando los escla-
                vos que havemos menester para el servicio de nuestra casa, no a menos precio
                ni con más comodidad que el que pasa por la calle, sino pagándolos de contado
                como los an pagado todos los que los compraron 103 .

                   Como puede observarse, el relato del conde de Castronuevo se mo-
                vía  en  la  misma  línea  de  aquellos  argumentos  economicistas  que,
                como hemos podido ver en páginas precedentes, defendían los miem-
                bros de las oligarquías y elites de las ciudades y villas de la costa del
                reino granadino, la absoluta necesidad de contar con mano de obra
                esclava para el servicio personal, frente al criterio de la seguridad o,
                en este caso, una supuesta normativa que prohibía a los capitanes
                generales beneficiarse de este tipo esclavos, provenientes de presas en
                acciones militares defensivas.
                   En cuanto a la cuestión del enfrentamiento con el veedor, el capitán
                general afirmaba que no había mediado irregularidad alguna, sino que
                Gutiérrez Osorio lo había desacatado porque quiso inmiscuirse en el
                inventario de los corsarios capturados y en la toma de confesiones y
                no se lo permitió. A tenor de lo que constaba en los papeles de la Ca-
                pitanía, era competencia exclusiva del contador de presas y cabalga-
                das, Juan Bautista Morán, con asistencia del licenciado Francisco Fe-
                lipe de Paz, auditor de la gente de guerra del partido, y al veedor solo
                le tocaba asistir al remate de los esclavos subastados para certificar
                lo  que  había  que  sacar  del  producto  en  concepto  de  quinto  real.
                Cuando Castronuevo le advirtió de ello,




                   102  Ags, Ga, leg. 1.089, sf.
                   103  Carta del conde de Castronuevo, de 18-04-1633, Ags, Ga, leg. 1.089, sf.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Agosto 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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