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Defensa de la costa, captura y venta de esclavos norteafricanos en el Mediterráneo  359


                    … con grande alteración me respondió que a donde él estaba no había de
                    hacer contador ni otra persona alguna nada. Y esto con tan desentonadas
                    voces y acciones que recelo me ha de reprender VM por la templanza y mo-
                    destia con que le sufrí, acordándome que estando gobernando este cargo y
                    siendo el veedor súbdito mío, por razón de su oficio era conducta cordura
                    reportarme, porque no se pudiese decir que con la mano del poder le castigava,
                    aunque justamente 104 .

                       Por el contrario, Blas Gutiérrez en carta al secretario de guerra Ruiz
                    Ezcaray sostenía la legitimidad de su intervención en el proceso para
                    tener cuenta y razón de las capturas, como hacían los veedores gene-
                    rales y particulares de armadas, galeras y otras fronteras de la Monar-
                    quía, amén de que el desembolso de 400 ducados para pagar al con-
                    tador de presas era malgastar la real hacienda 105 .
                       A raíz del incidente, el capitán general mandó procesar al veedor el
                    13 de marzo de 1633. Los testigos, criados y allegados del conde y el
                    propio contador de presas ofrecieron una versión lógicamente parcial,
                    en la que Gutiérrez de Osorio aparecía retratado como un hombre ira-
                    cundo, capaz de desacatar al capitán general en su propia casa, para-
                    petándose en su condición de oficial y veedor del rey, pues «lo que él
                    escribía se le había de dar más crédito». Todos coincidían en resaltar
                    cómo el veedor entró en cólera y retó al capitán general voceándole y
                    dándole la espalda con el sombrero puesto, a pesar de que aquél en
                    todo momento mantuvo la compostura. Para ello, los testigos utiliza-
                    ban un lenguaje perfectamente orientado para la construcción del re-
                    lato, en el que nos encontramos términos recurrentes como “cólera” y
                    “descompostura” para referirse al veedor, y “cordura”, “templanza” o
                    “prudencia” para hacerlo con el conde de Castronuevo, e insistiendo
                    en gestos como el del sombrero, que denotaba falta de respeto a la
                    autoridad del capitán general 106 . Por las certificaciones constaba que
                    el conde requirió reiteradamente al veedor Blas Gutiérrez de Osorio
                    que asistiese a las pujas y posturas de la almoneda pública de los
                    esclavos y al remate de su venta, por lo que tocaba al quinto real de
                    presas, pero este se negó alegando estar indispuesto y que no se le
                    había  mandado  orden  por  escrito 107 .  Castronuevo  remitió  toda  la




                       104  Ags, Ga, leg. 1.089, sf.
                       105  Carta de Blas Gutiérrez de Osorio al secretario Ezcaray, de 31-03-1633, Ags, Ga,
                    leg. 1.089, sf.
                       106  No en vano, en el resumen de la información recabada en el Consejo de Guerra
                    se lanzaba la siguiente advertencia: «Ojo, son los más dellos criados del dicho conde»,
                    Ags, Ga, leg. 1.089, sf.
                       107  En una carta auto-exculpatoria al secretario Ezcaray, Blas Gutiérrez de Osorio
                    afirmaba que el 10 de marzo «me vine a mi casa y de la pesadumbre estuve el día 11 y


                                                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Agosto 2021
                                                           ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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