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Roma y el patrimonio judeoconverso: negocios curiales y ascenso social... 313
Se trataba de fortunas caracterizadas por su enorme liquidez y
monetarización, en las que abundaba el dinero en efectivo –y en los
inventarios de curiales es habitual hallarlo en importantes cantidades
y monedas diversas–, el ahorro y los activos de fácil conversión sin pér-
dida de valor. El curial no tenía por qué ser el miembro más rico de su
familia, aunque solía serlo, sino el que más dinero líquido manejaba.
Era quien más rápida y cómodamente podía ganarlo y reinvertirlo.
Hablamos por lo general de clérigos, lo que refuerza el retorno de esa
riqueza al seno familiar. Esto explica que fueran ellos quienes prota-
gonizaran esa proyección patrimonial de sus familias (Ruy Díaz de
Molina era un rico maderero, pero hoy recordamos a su hermano don
Lope por la Torre del Tesorero y a su hermano Antonio de Molina por
su Capilla de San José).
Ser curial en la España moderna fue, por consiguiente, un catali-
zador de la progresión familiar y un acelerante de su proyección patri-
monial, aunque a un ritmo y en una proporción decrecientes entre la
primera mitad del Quinientos y la segunda mitad del Seiscientos. En
otras palabras, los casos más fulgurantes y llamativos son más propios
de tiempos de Carlos I que de Carlos II, como es lógico por otra parte
por la propia evolución del mercado y por las circunstancias históricas
en una u otra fase. En cualquier caso, en líneas generales el mercado
curial condicionaba la movilidad social en la España moderna. Y esto
fue así por varios motivos.
El primero de ellos, por la fiscalización por la curia romana de los
instrumentos legales que posibilitaban determinadas estrategias socia-
les. Debido a esto, la dinámica social española tenía en cierta forma
un elemento externo de dependencia, dicho esto con todos los matices
que, por una cuestión de espacio, no entraré aquí a desgranar. Ello
implicaba la necesidad de habilitar circuitos de conexión entre el
ámbito hispánico local y el ámbito curial en Roma, así como de agentes
de intermediación especializados. Resultado indirecto pero obvio fue
la creación de un espacio de oportunidad para muchos individuos,
tanto por las posibilidades del mercado curial en su conjunto (obten-
ción de beneficios, oficios, pensiones, dispensas, etc.) como, y he aquí
lo que nos incumbe, por el potencial enriquecimiento que la propia
actividad de intermediación ofrecía.
En segundo lugar, por el protagonismo de la medianía social en todo
ello. Una medianía que supuso el grueso de la demanda de los servicios
de los curiales y la cantera de los mismos. Las élites recurrieron a ellos
para sus solicitudes, claro está, pero en una proporción decreciente
conforme se subía hacia la cima de la pirámide social, ya que la proxi-
midad a la aristocracia y al entorno cortesano aseguraba el acceso a
canales más privilegiados con la Santa Sede. En el otro extremo, los
estratos bajos de la sociedad solían limitarse a solicitudes sencillas de
n.46 Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVI - Agosto 2019
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)