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Manufacturas, caridad y salario en la red asistencial madrileña del Setecientos 149
albergar talleres en los que emplear a los internos . Unos años más
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tarde, en 1780, el gobierno crea las Diputaciones de Caridad para cada
uno de los 64 barrios de la ciudad con un cometido similar: la creación
de las denominadas «escuelas gratuitas» para niñas de las familias
pobres de la capital. No obstante, la falta de fondos obligó a reducir el
número de escuelas a la mitad, por lo que finalmente solo se abrió una
por cada dos barrios. La Iglesia no fue ajena a este tipo de iniciativas,
y el propio arzobispo de Toledo financió en esas mismas fechas la aper-
tura de dos escuelas para las jóvenes de los distritos de San Francisco
y Afligidos. Se materializaba así el proyecto de Campomanes de asis-
tencia domiciliaria, procurando la formación laboral de los vecinos de
la capital bajo los principios de la industria popular, considerada el
medio adecuado para la lucha contra su ociosidad y para el impulso
de la manufactura nacional . El proyecto se dirige especialmente a
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los miembros más jóvenes de las unidades domésticas madrileñas,
pues a partir de los quince años –tal y como señala el propio fiscal del
Consejo– los menesterosos ya habrían «tomado mayor afición a la hol-
gazanería y contraído resabios más difíciles de borrar» .
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Denominamos «escuelas-taller» a este tipo de establecimientos, un
término que transmite mejor su naturaleza real, dado que en ellas los
niños educados producen artículos textiles orientados al consumo de
la familia real o al mercado urbano. El carácter compulsivo de este
tipo de escuelas queda reflejado en la documentación, que recoge nu-
merosos testimonios de progenitores que se ven impelidos por las au-
toridades a enviar a sus hijos a estos centros diurnos para instruirse
como aprendices en manufacturas textiles, en la doctrina católica y
las buenas costumbres . Bajo la creación de este nuevo canal de
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aprendizaje subyacía también el interés de los gobiernos ilustrados
por lograr la liberalización del mercado laboral, integrado en gran
12 El propio Campomanes es el principal impulsor de la Matritense y uno de sus
socios fundadores.
13 C. de Castro, Campomanes. Estado y reformismo cit., pp. 199-201.
14 M. Velázquez Martínez, Desigualdad, indigencia y marginación cit., p. 207.
15 Este tipo de escuelas-taller tiene su precedente en aquellas de iniciativa privada
que ya existían desde mediados del siglo XVII en la capital. Las de iniciativa estatal
estaban gestionadas por órganos de la administración o agentes privilegiados. Según el
censo de Godoy de 1797, Madrid contaba con 79 «escuelas de enseñanza para niñas»
en las que 92 maestras se ocupaban de la formación de 3.145 alumnas (sin contar con
los colegios de huérfanas de la capital, donde encontraríamos 387 recogidas destinadas
en las escuelas-taller allí establecidas). Un estudio detallado acerca de las escuelas-
taller, en V. López Barahona, Las trabajadoras en la sociedad madrileña del siglo XVIII,
Libros del Taller de Historia/ACCI, Madrid, 2016, especialmente pp. 243-319. Para el
caso europeo, bajo la denominación de «charitable schools», «spinning schools», «lace
schools» y «mistresses’ houses», véase C. H. Crowston, Women, gender and guild in early-
modern Europe: an overview of recent research, «International Review of Social History»,
53 (2008), pp. 19-44.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)