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364                                                 David González Cruz



                1. Introducción

                   La divulgación de los contenidos historiográficos en los medios de
                comunicación de masas y especialmente el impacto que ha tenido la
                expulsión de los judíos ordenada por los Reyes Católicos en 1492, ha
                generado la incorrecta imagen en la sociedad actual de que a partir de
                entonces y durante la Edad Moderna no hubo más comunidades que
                profesaran públicamente la religión mosaica en los territorios hispa-
                nos. A ello ha podido contribuir el hecho de que la mayoría de los
                estudios, ya clásicos, y las publicaciones de carácter global sobre los
                hebreos no han extendido, en general, su marco de análisis territorial
                a lo acontecido con este colectivo en Menorca y Gibraltar durante el
                siglo XVIII .
                          1
                   Con todo, resulta evidente que la decisión de los monarcas Isabel y
                Fernando, junto a la maquinaria represiva del Tribunal del Santo Ofi-
                cio de la Inquisición ejercida contra los falsos conversos durante el
                Antiguo Régimen, erradicó en gran medida los ritos y creencias judías
                en la península Ibérica y en los dominios insulares. Sin embargo, la
                Guerra de Sucesión española de principios del Setecientos motivó la
                ocupación británica de Menorca y Gibraltar posibilitando un renaci-
                miento de las prácticas judaicas en ambos espacios geográficos. En
                este sentido, las nuevas autoridades inglesas, dentro de su política de
                asentamiento poblacional y de reactivación de las actividades comer-
                ciales promocionaron la llegada de habitantes con diversos credos; en-
                tre ellos, griegos ortodoxos, anglicanos, musulmanes y judíos. Un es-
                pecífico interés mostró la reina Ana de Inglaterra por atraer a los des-
                cendientes del pueblo de Israel, pues era conocedora de las potencia-
                lidades mercantiles y pericia económica que tenían para desarrollar
                sus nuevos dominios; no en vano, los integrantes de la diáspora sefar-
                dita occidental habían desarrollado desde mediados del siglo XVI una
                extensa red comercial que conectaba los puertos del noroeste europeo,
                la península Ibérica y América, y al mismo tiempo controlaba el tráfico
                de contrabando con las Indias de Castilla, tal como se ha atestiguado




                   1  Entre otros pueden citarse: A. Castro, España en su historia. Cristianos, moros y
                judíos, Crítica, Barcelona, 2001. J. Amador de los Ríos, Los judíos de España. Estudios
                históricos, políticos y literarios, Urgoiti Editores,Pamplona, 2013. J. Caro Baroja, Julio,
                Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Itsmo, Madrid, 1978. E. Kedourie
                (coord.), Los judíos de España: la diáspora sefardí desde 1492, Crítica, Barcelona, 1992.
                J. Pérez, Los judíos en España, Marcial Pons, Madrid, 2005. MA del Bravo, Sefarad. Los
                judíos de España, Sílex Ediciones, Madrid, 2001. Y. Baer, Historia de los judíos en la
                España cristiana, Riopiedras, Zaragoza, 1998.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Agosto 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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