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                confirma que el agua no sufrió alteración entre los trópicos y agrega
                un listado de lo mejor y de lo peor conservado en términos de víveres
                para el viaje. Entre lo primero sobresalían los biscuits y entre los se-
                gundos unos repollos en escabeche y un adobo de ternera –cuyo dete-
                rioro atribuye más a una mala preparación que al clima tropical– .
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                Hasta Montevideo no hay quejas sobre la calidad del vino que los bar-
                cos  llevaban  abordo.  De  hecho,  18  barricas  de  ese  vino  sirvieron  a
                Bougainville  para  comprar  en  ese  puerto,  al  abrigo  que  suponía  la
                «arribada», 80 fanegas de harina, urgentes ya que se le había averiado
                seriamente uno de sus pañoles de pan .
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                   En esos viajes, naturalmente, los mapas eran imprescindibles. La
                cartografía francesa había gozado de un fenomenal avance desde me-
                diados del siglo XV al amparo de la influencia portuguesa y, desde el
                siglo XVII, los mejores portulanos se hacían en Dieppe o Le Havre.
                Bougainville viajó personalmente a París donde –mientras Duclos-Gu-
                yot vigilaba la construcción de las naves– se hizo asesorar con el inge-
                niero geógrafo Jacques-Nicolas Bellin en el archivo general de planos,
                cartas y diarios de la Marina .
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                   Pernetty reconoce que no tenían mapas propios para las costas de
                Brasil y que los mapas holandeses sitúan esos litorales «sesenta le-
                guas más al este que los franceses» mientras que los franceses, con
                los que se guiaron, no relevaban un banco en el cual las naves casi
                encallan . Al avistar las islas sebaldinas, Dom Pernetty aduce que las
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                percibe «treinta leguas más al oeste de lo que figura en el mapa francés
                de Bellin» coincidentemente con «la del padre Feuillée y con un mapa
                manuscrito del depósito de la marina que el señor de Choiseul le dio al
                señor de Bougainville antes de nuestra partida en París» . Bougainvi-
                                                                      37
                lle solicitó también una «copia del Neptune Français  y copias de las
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                cartas y diarios de a bordo de los viajes efectuados alrededor del cabo
                de Hornos, los que podrían estar en el archivo de la Marina» .
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                   33   Dp, p. 63 y 92.
                   34   Agi, Buenos Aires, 412, transcripto en Caillet Bois, Colección de documentos..., 7-
                9, pp. 43-44.
                   35  R. Saiegh, Francia cit, pp. 129 y 155.
                   36  Dp, p. 92; 166.
                   37  Dp, p. 212.
                   38  El Neptune français es una reedición de 1753 de un atlas publicado en 1693 por
                Sauvette et Chazelle a los cuales Bellin suma un mapa y exámenes críticos. Bellin hizo
                  también Le Petit Atlas maritime, dedicado al duque de Choiseul, que se lo encargó.
                   39  R. Saiegh, Francia, cit, p. 153.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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