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                animales ofrecidos como regalo a la expedición en Santa Catarina ha-
                bía patos y hasta siete papagayos, de los cuales tres murieron durante
                el viaje, dos al llegar a Malvinas y –contra todos los pronósticos– otros
                dos pudieron ser llevados a Francia de regreso. Los perros de caza que
                el gobernador dio al señor de Bougainville también consiguieron llegar
                a Malvinas, desempeñarse allí como experimentados arreadores y fue-
                ron convertidos a su vez en un nuevo regalo que Bougainville ofreció
                a «...a un caballero de la corte» en Francia .
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                   En el archipiélago, una de las primeras y más significativas com-
                plicaciones fue la falta total de madera –tanto para la construcción
                como  para  leña–.  El  rápido  descubrimiento  de  buenas  minas  de
                turba  fue una solución parcial pero insuficiente para la generación
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                de calor. El abastecimiento de leña debió organizarse rápidamente con
                el continente. De hecho, en el segundo viaje buena parte del carga-
                mento consistió precisamente en leña. La necesidad de grandes ma-
                deros para la construcción era desde luego indisimulable. El tema de
                los árboles –o el de su ausencia en el archipiélago– se volvió enseguida
                un punto central.
                   Sin embargo, al final de la experiencia, de Nerville y Bougainville con-
                signaron todavía una mirada sobre este particular aspecto de la biota que
                la expedición francesa había descargado sobre el archipiélago :
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                   «Los árboles de bosque y los frutales, tambien enviados desde Francia, se
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                naturalizaron sin esfuerzo, no murio ninguno de aquellos que fueron tras-
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                plantados. En cuanto al trasplante de aquellos del estrecho de Magallanes, se
                salvaron solo aquellos que eran de tamano pequeno y habian sido puestos con
                                                    ̃
                                                                   ́
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                cuidado en cajas junto con su tierra natal. Este asunto merece la mayor aten-
                cion. Es probable que se puedan transportar en cantidad suficiente para algun
                                                                                   ́
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                dia formar un refugio contra el viento y al mismo tiempo embellecer las islas.
                 ́
                La creacion de bosques y forestas ha sido siempre, en todos los lugares del
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                mundo, el resultado de la paciencia y del tiempo.» 77

                   La mirada, como puede advertirse, parece todavía impregnada del
                optimismo que supone el inicio de una colonización que, para cosechar


                   74  La leña era de madera amarilla del Brasil, cedro y laurel rosado. También cargaron
                troncos para armar un aparejo de invierno. Dp, p. 104, 120 y 148.
                   75  Que se disputan Dom Pernetty y Bougainville en un diálogo de textos muy gra-
                cioso. En su Journal... en la notación del día 24 de febrero, Bougainville escribe que «j'ai
                trouvé un mine de tourbe tres combustible...» y, al margen agrega: «Pernetty sey atrribue
                le mérite, page 361-362». Journal, f. 17 v.
                   76  Carolina Martínez sugiere que el artífice de las observaciones pudo ser el propio
                Nerville, quien produjo un documento certero sobre las islas, avalado luego por el propio
                Bougainville. C. Martínez, Un manuscrito, pp. 8-9.
                   77  Observaciones... en Martínez, Un manuscrito, p. 17.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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