Page 126 - 1 rivista 53
P. 126

640                                                    Darío G. Barriera


                que  crecía  abundantemente  en  la  zona  ocupada  por  los  franceses–
                funcionó bien como forraje para los vacunos y las yeguas, los caballos
                se habían escapado y no fueron recuperados.

                   Nuestros tres caballos y cuatro de las terneras están en el campo. Nunca
                conseguimos agarrarlas, pero su temperamento vagabundo nos mostró una
                de las grandes ventajas de esta región. Y es que los animales pueden quedarse,
                en cualquier estación, día y noche, en los campos. Y que allí encuentran ali-
                mentos y refugio. Los encontrábamos a menudo cuando íbamos de cacería:
                están gordos, con una capa de grasa y parecen disfrutar de su libertad. 82

                   Cuando el 8 de abril de 1764 la fragata l'Aigle volvía a Francia con
                Bougainville a bordo –la Sphinx se dirigió a la Guadalupe para negociar
                mercaderías antes de volver– quedó instalada en Port Louis una colo-
                nia de 29 habitantes. El estado mayor compuesto por Nerville, Martin
                (escribano) y G. Baslé (cirujano), las dos familias de acadianos com-
                puestas por siete adultos y cinco niños.
                   Saiegh  señala  que  los  colonos  vivieron  realmente  en  el  sentido
                griego del vocablo para colonia, apoikía, que significaba lejos de casa.
                Debieron enfrentar algo que los autores de los dos diarios considera-
                dos hasta ahora no: el otoño y el invierno, estaciones de las que Ner-
                ville trató de componer un paisaje suavizado en la carta que envió a
                Dom Pernetty. El segundo viaje de Bougainville trajo 53 personas más
                a la colonia y, según las anotaciones de Dom Pernetty, «dejó 73» antes
                de volver el 13 de agosto de 1765 .
                                                83
                   El testimonio del franciscano Villanueva –coincidente con el final
                de la ocupación francesa y el comienzo de la española– ofrece un pa-
                norama que parece más apegado a la realidad: indica que en estas
                frías latitudes, ni las bestias ni las semillas que los franceses habían
                traído hicieron buenas migas con el clima.

                   Los franceses aunque han sembrado de todas semillas, pero nada sale,
                mas q e  unas coles, y lechugas muy pequeñas, y estas despues de mucho tra-
                bajo. En toda la Isla no hai mas vivientes, que leones marinos, y lovos, y mu-
                chos pajaros, aunque estos no se pueden comer, porque hieden. Solo se en-
                cuentran algunos patos ariscos que se llaman abutardas, y esta es la unica
                carne fresca que comemos; p. ro  cuesta mucho trabajo para cazarlas. 84


                   82  Bougainville de Nerville a Dom Pernetty, desde Malvinas, el 25 de abril de 1765,
                en Dp, p. 304-305. Cuando se produjo la entrega de la colonia a los españoles, el padre
                franciscano Villanueva anotó: "Aquí nos han entregado los franceses, un caballo dos
                bueyes, y dos lecheras con dos terneros. Hai algunos chanchos, pero muy flacos, pqe
                no tienen qué comer.", Fr. Sebastián Villanueva, Copia de Carta, cit., p. 172.
                   83  Dp, p. 302-305.
                   84  Fr. Sebastián Villanueva, Copia de Carta que escribe a un amigo, desde Malvinas,



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
   121   122   123   124   125   126   127   128   129   130   131