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640 Darío G. Barriera
que crecía abundantemente en la zona ocupada por los franceses–
funcionó bien como forraje para los vacunos y las yeguas, los caballos
se habían escapado y no fueron recuperados.
Nuestros tres caballos y cuatro de las terneras están en el campo. Nunca
conseguimos agarrarlas, pero su temperamento vagabundo nos mostró una
de las grandes ventajas de esta región. Y es que los animales pueden quedarse,
en cualquier estación, día y noche, en los campos. Y que allí encuentran ali-
mentos y refugio. Los encontrábamos a menudo cuando íbamos de cacería:
están gordos, con una capa de grasa y parecen disfrutar de su libertad. 82
Cuando el 8 de abril de 1764 la fragata l'Aigle volvía a Francia con
Bougainville a bordo –la Sphinx se dirigió a la Guadalupe para negociar
mercaderías antes de volver– quedó instalada en Port Louis una colo-
nia de 29 habitantes. El estado mayor compuesto por Nerville, Martin
(escribano) y G. Baslé (cirujano), las dos familias de acadianos com-
puestas por siete adultos y cinco niños.
Saiegh señala que los colonos vivieron realmente en el sentido
griego del vocablo para colonia, apoikía, que significaba lejos de casa.
Debieron enfrentar algo que los autores de los dos diarios considera-
dos hasta ahora no: el otoño y el invierno, estaciones de las que Ner-
ville trató de componer un paisaje suavizado en la carta que envió a
Dom Pernetty. El segundo viaje de Bougainville trajo 53 personas más
a la colonia y, según las anotaciones de Dom Pernetty, «dejó 73» antes
de volver el 13 de agosto de 1765 .
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El testimonio del franciscano Villanueva –coincidente con el final
de la ocupación francesa y el comienzo de la española– ofrece un pa-
norama que parece más apegado a la realidad: indica que en estas
frías latitudes, ni las bestias ni las semillas que los franceses habían
traído hicieron buenas migas con el clima.
Los franceses aunque han sembrado de todas semillas, pero nada sale,
mas q e unas coles, y lechugas muy pequeñas, y estas despues de mucho tra-
bajo. En toda la Isla no hai mas vivientes, que leones marinos, y lovos, y mu-
chos pajaros, aunque estos no se pueden comer, porque hieden. Solo se en-
cuentran algunos patos ariscos que se llaman abutardas, y esta es la unica
carne fresca que comemos; p. ro cuesta mucho trabajo para cazarlas. 84
82 Bougainville de Nerville a Dom Pernetty, desde Malvinas, el 25 de abril de 1765,
en Dp, p. 304-305. Cuando se produjo la entrega de la colonia a los españoles, el padre
franciscano Villanueva anotó: "Aquí nos han entregado los franceses, un caballo dos
bueyes, y dos lecheras con dos terneros. Hai algunos chanchos, pero muy flacos, pqe
no tienen qué comer.", Fr. Sebastián Villanueva, Copia de Carta, cit., p. 172.
83 Dp, p. 302-305.
84 Fr. Sebastián Villanueva, Copia de Carta que escribe a un amigo, desde Malvinas,
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)