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La colonización francesa de Malvinas en el Atlántico Sur (1764-1767) 641
En la respuesta que redactó para él su amigo, el confía que el propio
teniente de rey francés juzgaba que el terreno era estéril. Que «â fuerza
de mucho cuydado pudo mantener p.r un par de meses en el verano
unas coles, y rabanos; pero q.e ning.ª otra semilla produxo» .
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8. Lo intangible
Además de los saberes geográficos y cosmológicos –científicos en
general– necesarios para la navegación, esta expedición movilizó tam-
bién otros elementos de los cuales están hechas no solamente las em-
presas de conquista y colonización sino todas las empresas humanas:
las técnicas y las emociones. El abad-cronista se encargó muy bien de
relevarlas.
Sobre las primeras: aunque, como se ha dicho ya, en las islas no
había una población nativa ni árboles, existía sin embargo abundante
vegetación y fauna autóctona que, inicialmente, parecían constituir
sobre todo una molestia para los planes de instalación de la escuadra
francesa en el archipiélago.
Una de las primeras técnicas utilizadas para el despeje y desbroza-
miento en el área fue la del incendio. La primera isla en ser devastada
por el fuego fue la denominada inicialmente «Isla de los Pingüinos», in-
cendiada precisamente por la abundancia de estos animales, y recono-
cida desde entonces como île brulée (ver mapa anterior, donde figura
con los dos nombres): «...había tantos que más de doscientos murieron
por el fuego. Pero todavía quedaba una cantidad prodigiosa y a cada
paso que hacíamos encontrábamos uno.» Otro incendio fue iniciado en
lo que, para Dom Pernetty merecía llamarse tierra firme (una de las islas
mayores, sin duda), iniciativa que no compartía porque, sin posibilidad
de detenerlo, este recurso «eliminaría toda la caza» .
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Respecto de la calefacción, contaban con sus saberes para tratar la
turba –que en las islas se hallaba en abundancia– y que, «...una vez
que se había evaporado la humedad [...] quemaba igual que la mejor
turba de Francia». Para la construcción del asentamiento había
25 de abril de 1767, transcripción de P. Groussac, Las islas Malvinas, Biblioteca Nacio-
nal, Buenos Aires, p. 172.
85 Respuesta a Fr. Sebastián Villanueva, desde Buenos Aires, 21 de mayo de 1767,
transcripción de P. Groussac, Las islas Malvinas, cit., p. 174.
86 Dp, p. 218. La situación remite inmediatamente a lo sucedido en Madeira aunque
los resultados no fueron iguales, justamente, por la ausencia de madera. Pero inicial-
mente, la intención de los invasores fue la de «hacerse un lugar» para su asentamiento,
y provocaron un incendio que a la postre fue devastador y duró siete años A. Crosby,
Imperialismo, cit., p. 93.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)