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                viajado en la expedición el señor L'huillier, ingeniero geógrafo del rey,
                formado como capitán de infantería y veterano en cuestiones de fron-
                tera coloniales , quien «trazó las bases siguiendo el plano que le había
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                presentado al comandante» .
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                   Fue el encargado de levantar la casa del gobernador (única en pie-
                dra), y de hacer ejecutar los establos, alojamientos y despensas Al final
                del segundo viaje de Bougainville, este se dispuso a trazar con L'hui-
                llier de la Serre y Romainville, «el plano de la ciudad Du-Buc y de la
                ciudadela para el caso en que se determinara a hacer del lugar en el
                que nosotros estamos un lugar principal. Pero yo creo que convendrá
                preferir para establecer la capital un puerto que he marcado en el estre-
                cho De Nerville [San Carlos]. Esta posición está más al viento, a la sa-
                lida sobre los dos mares, abraza las dos islas y la vista es soberbia en
                la Torre de Bissy. »  También fue el primero en cartografiar la Bahía
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                de Acaron (que luego los españoles denominaron de la Anunciación),
                a cuyo abrigo se estableció el fuerte base de la colonización francesa.
                   Otro aspecto que aparece valorado en el terreno cuando avanzan
                los relatos convierte la experiencia de los acadianos en técnicas: sea
                para despellejar un lobo, sea para negociar con los «patagones», La
                Giraudais pondera que el Señor la Ronde de Saint-Simon –«criado por
                los salvajes» en el Canadá– es el indicado para acompañarlo en la ex-
                pedición al Estrecho y entregar regalos a «los salvajes» . En el testi-
                                                                      90
                monio de Duclos-Guyot, la comparación con el Canadá es permanente
                y cubre desde el clima hasta al vestimenta de los nativos, pasando por
                el uso de la piedra para hacer fuego. Sin embargo, y a pesar de que la
                experiencia acadiana tuvo un aspecto insular (puesto que la región no
                se extendía solamente sobre tierra firme), nada se dice en los textos
                que hemos podido examinar acerca de este aspecto como un valor to-
                mado en cuenta a la hora de conectar estos destinos.
                   Sobre las emociones: el 1º de febrero de 1764, mientras las dos
                embarcaciones  atravesaban  la  embarazosa  situación  de  una  marea
                que las arrastraba a tierra sobre un fondo rocoso que amenazaba su
                integridad, la tripulación sintió muy claramente el peligro. El abad es-
                cribió: «Era un espectáculo curioso ver a cada uno en su puesto y te-
                niendo en sus manos el cordaje que le correspondía, todos con una
                expresión en la que estaban pintadas la inquietud y el temor, mezcla-
                dos con la esperanza» .
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                   87  R. Gutiérrez –coord.–, Arquitectura y planeamiento en las Islas Malvinas, 1764-
                1833,  CEDODAL, Buenos Aires, 2020, p. 33.
                   88  Dp, pp. 224-225.
                   89  Martin-Allanic, Bougainville, I, p. 215.
                   90  Dp, p. 269; p. 307 y ss; p. 318.
                   91  Dp, p. 214.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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