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560 Luis Miguel Córdoba Ochoa
a Cartagena en 1629. Aunque el oidor lo tuvo preso unos días para
determinar si ocultaba algún capital, se vio que no era así. Por su
evidente pobreza fue liberado sin ser multado .
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Andrés Simón Correa, de 28 años, también de Portimão, llegó en
1627 a Santo Domingo en un navío de permisión. Tras residir en ella
un año y medio, pasó a Cartagena, donde era propietario de un es-
clavo, que seguramente alquilaba para lucrarse de su trabajo. El visi-
tador le impuso una multa de 30 pesos. Por su parte, en 1596, a la
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edad de 16 años, Antonio Díaz, del puerto de Aveiro, se embarcó en
San Lúcar de Barrameda como paje hacía la Nueva España. Allí vivió
en San Juan de Ulua ocho años como marinero. Después pasó a Car-
tagena, donde se casó en 1620 con la mulata cartagenera María de
Rivera. Por las contradicciones en sus declaraciones fue condenado en
170 pesos .
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Los constantes asaltos de corsarios ingleses y holandeses no solo
afectaron el comercio trasatlántico, sino que forzaron a sus víctimas a
tomar rumbos impensados. Diego Coronel, de Lisboa, cargó en Tene-
rife botijas de vino canario que vendió en Campeche. Con las ganan-
cias compró hilo y frutos de la tierra para llevar a Cartagena, pero su
nave fue asaltada por ingleses, por lo cual debió detenerse en Cuba.
En febrero de 1630 llegó enfermo y en la ruina a Cartagena, donde lo
alojó el medico portugués Blas de Paz Pinto . En 1636 Pinto fue pro-
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cesado por el Santo Oficio de Cartagena al ser acusado de judaizar. Al
negar las acusaciones y recusar a los testigos fue sometido a tormento
para que confesase la verdad. Bajo los efectos de la tortura confesó
que había comenzado a judaizar en Lisboa. Sin embargo, los daños
físicos que recibió en el tormento le causaron la muerte en los prime-
ros días de 1637 .
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Pedro de Farias, de la villa Guimarães, llegó a Puerto Rico en 1627
en un barco esclavista que había pasado primero por Brasil. De ca-
mino a La Española la nave fue asaltada por corsarios. Posteriormente
Farias vivió un tiempo en Caracas y después viajó hasta Cartagena.
Allí compró algunos esclavos que llevó a vender a Lima, de donde re-
gresó a Cartagena para comprar más esclavos al servicio de Diego de
Ovalle, quien cada año le pagaba 200 pesos por sus servicios. El visi-
tador le impuso una multa de 100 pesos por no tener licencia para
residir en la ciudad .
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38 Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73. F. 27 v.
39 Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 2 v.
40 Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 3 v.
41 Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 7 v.
42 A. M. Splendiani, cit. Tomo 3. Págs. 55-59
43 Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 25 r.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)