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Mendigos y mecenas. extranjeros en Cartagena de Indias en la década de 1630   561


                       Portugueses que pretendían llegar a la América española sin licen-
                    cia podrían decir que al viajar entre África y Brasil sus naves habían
                    sido asaltadas por los holandeses, y que al cabo del asalto los habían
                    dejado en maltrechos barquichuelos con los que tenían que arribar a
                    las costas de Tierra Firme. Pudo ser lo que sucedió con Cristóbal Díaz,
                    de Oporto, quien informó que, en 1628, al salir de Pernambuco con
                    un navío cargado de azúcar para Lisboa, fue capturado por los holan-
                    deses y, al ser liberado, tuvo que tomar tierra en Cartagena .
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                    5. Los marineros diestros

                       Los conocimientos de los marineros más avezados les auguraban
                    una mejor suerte que la que tenían los jóvenes pajes sin experiencia.
                    Antonio Núñez, natural de la Isla Tercera, en las Azores, se embarcó
                    en 1610 como grumete en un navío que llevaba esclavos de Angola a
                    Nueva España. Sin embargo, se quedó en Margarita ejerciendo su ofi-
                    cio de grumete y marinero y en 1623 pasó a Cartagena, en donde com-
                    praba y vendía barcos con los que hacía viajes a Riohacha, actividad
                    con la reunió un valioso capital de 2,000 pesos. No fue naturalizado,
                    pero sí tuvo que pagar 250 pesos de multa .
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                       En una ciudad que demandaba todo tipo de bienes y servicios, tam-
                    bién se ofrecían otras oportunidades para quienes solo conocían los
                    oficios de la navegación cuando llegaron a Cartagena. Manuel Téllez,
                    de 67 años, y nacido en la villa de Estremoz, llegó al puerto en 1590
                    como marinero en un navío que llevaba esclavos desde Cabo Verde. Se
                    casó con una cartagenera y allí aprendió el oficio de calderero, que era
                    la actividad de la que se sustentaba. Su crecido capital, repartido en
                    esclavos y casas, sumaba 4,000 pesos. Por sus condiciones y por su
                    caudal se le admitió la composición para otorgarle la carta de natura-
                    leza a cambio del pago de 2,000 pesos de a ocho reales .
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                       Simón Márquez, también portugués, llegó a Cartagena como mari-
                    nero en 1608, cuando tenía 23 años. Decidió quedarse en la ciudad
                    porque en ella vivía su hermano Diego Márquez, que lo ayudó a esta-
                    blecerse  como  estanciero.    En  ella  se  casó  con  la  criolla  María  de
                    Bohórquez. Su capital era de 8,000 pesos representados en una ha-
                    cienda con reses y mulas. También era propietario de unas casas que
                    daba en alquiler.  Márquez expresó su interés en pagar la composición,
                    que le fue concedida porque se vio que era “útil a la república” por su


                       44  Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 28 r.
                       45  Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 5 r.
                       46  Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 23 v.


                                              Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                                                           ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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