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                dónde reiteró ser sevillano. Por ello fue soltado sin pago alguno, aun-
                que sí se llevó sus días de cárcel .
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                   Pilotos y marineros castellanos y portugueses aprovechaban el viaje
                a las Indias para llevar esclavos, aunque, en sentido estricto, no fue-
                sen tratantes. Al venderlos esperaban disponer de un importante ca-
                pital para establecerse en los puertos de llegada. Fue el caso de Al-
                fonso López, de 50 años, natural de Lisboa, que pocos días antes de
                ser interrogado por el visitador llegó como piloto de un navío de escla-
                vos. Quince de ellos eran suyos. Como pronto regresaría a la península
                no fue multado . El infierno de la trata esclavista aparece casi como
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                un dato anecdótico en algunas de las causas que adelantó el visitador
                contra los extranjeros. En marzo de 1630 llegó a Cartagena Francisco
                Barbosa en un navío que llevaba esclavos de Angola. Barbosa, de 43
                años, era natural de Oporto, y estaba casado en Setúbal con Inés Ro-
                dríguez. Informó que en el registro del navío llevó quince muleques
                propios, es decir niños esclavizados, la mitad de los cuales se le mu-
                rieron en ese viaje de horror que hacían los barcos esclavistas al cru-
                zar el Atlántico. A Barbosa se le permitió quedarse en la ciudad por el
                pago de 75 pesos .
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                   En 1622 llegó desde Angola el navío Santa Catalina con un carga-
                mento  de  esclavos.  El  cirujano  del  barco  era  Blas  de  Paz  Pinto,  de
                Évora, quien en esa fecha tenía 32 años. Llevó algunos esclavos suyos
                y otros ajenos, pero todos murieron de viruela en el viaje, excepto dos.
                Los autos sobre el caso no recogen una palabra de estupor por las
                muertes. En ellos solo se anota que, ante esta pérdida económica, Blas
                de Paz se quedó en la ciudad comprando esclavos enfermos «y de des-
                hecho» para sanarlos y venderlos de nuevo. Esta actividad le produjo
                un capital de 2,500 pesos, aunque en principio dijo que era de 1,500
                pesos, el cual consistía en cinco esclavos, menaje de su casa y dineros.
                Se hizo información para ver si se le podría dar carta de naturaleza,
                como lo solicitó, y esta se le otorgó al comprobarse que era pacífico,
                que pagaba los derechos que le correspondían al rey y que con su oficio
                de cirujano «era menesteroso», es decir, caritativo.  El pago que se le
                fijó por las dos cartas de naturaleza que le dio el visitador fue de 350
                pesos .
                     60
                   Si los individuos que llegaban como soldados o artilleros a Carta-
                gena, usualmente bastante jóvenes, no podían continuar dedicados a
                la  milicia,  buscaban  incursionar  en  el  comercio,  aunque  solo  unos


                   57  Agi, Santa Fe, 56 B, N. 73, f. 3 v.
                   58  Agi, Santa fe,56B, N. 73, f. 3 r.
                   59  Agi, Santa Fe,56B, N. 73, f. 10 v.
                   60  Agi, Santa Fe,56B, N. 73, f. 6 r.



                Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVIII - Dicembre 2021
                ISSN 1824-3010 (stampa)  ISSN 1828-230X (online)
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