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Espiar la armada del Turco. Las fuentes documentales del espionaje hispánico... 297
diplomáticas jugaron un papel clave en este asunto . En este caso, se
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decidió adaptar estos planteamientos a las particularidades del esce-
nario mediterráneo y de un conflicto entre Solimán, Carlos V y Felipe
II, donde este tipo de tratos fueron prácticamente inexistentes durante
todo el periodo dado el daño que a su prestigio podía tener pactar con
los contrarios en la fe. A partir de ello, se optó por emplear como ele-
mento principal la función realizada en el servicio de espionaje, y el
lugar y el modo de residencia en su trabajo como confidentes, es decir,
si habitaban de forma continua en los territorios de la Sublime Puerta
o en su órbita, o si por el contrario su estancia sólo era temporal.
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Con todo, las categorías resultantes fueron: ‘agente’, ‘corresponsal’
y ‘espía circunstancial’. Con ‘agente’ se engloba a todos aquellos en-
viados por alguna entidad de la Monarquía hispánica –ya fuese un
virrey, un embajador, un secretario e, incluso, el propio monarca– a
Levante para realizar una acción cualquiera, fundamentalmente, ob-
tener información. Su estancia en el Imperio otomano no era prolon-
gada, únicamente el tiempo que durara su misión, que –dada la ur-
gencia de noticias– no solía extenderse demasiado. Además, podía ser
cualquier individuo que, independientemente de su posición en la
jerarquía social, gozara de la entera confianza de la autoridad corre-
spondiente y que tuviera un conocimiento previo sobre el terreno, por
alguna vivencia personal o actividad desarrollada en la zona. Rara es
la ocasión en la que es posible conocer algún dato sobre los agentes,
más allá de su nombre –que, en ocasiones, ni es siquiera revelado– o
sobre su origen, su círculo social más próximo o su profesión.
Un ejemplo se puede encontrar en la figura de Giovanni Maria Renzo,
destinado a Constantinopla con el cometido tanto de obtener informa-
ción, como de crear una organización de espías que operase a la sombra
del Topkapı. Su mejor carta de presentación para las autoridades hispá-
nicas debió de ser su oficio de mercader: de origen genovés, había rea-
lizado labores comerciales en los territorios del sultán, al menos desde
la segunda mitad de la década de los cincuenta . Por su parte, sus
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compañeros en la ‘conjura de los renegados’, Adam de Franchi, Aurelio
Santa Croce y Giovanni Agostino Gilli habitaron la ciudad del sultán y
se desempeñaron profesionalmente en ella, también como comercian-
tes. Es por ello que pudieron asumir el papel de ‘corresponsales’. Con
esta categoría se ha designado a aquellos que administraron una red de
informadores, que recibieron sus noticias, las sintetizaron, incluyeron
sus propias opiniones, y que enviaron el producto final a las auto-
16 J. Marcos Rivas, C. J. Carnicer García, Espías de Felipe II cit., pp. 303-333.
17 E. Sola Castaño, Los que van y vienen cit., pp. 9-45.
18 E. Sola Castaño, Los que van y vienen cit., pp. 192-97; Á. Casillas Pérez, Informar
desde la frontera cit.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XX - Agosto 2023
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)