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Espiar la armada del Turco. Las fuentes documentales del espionaje hispánico... 307
bizcocho, un pan de harina de trigo integral, medio fermentado, do-
blemente cocido para mejorar su conservación .
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A su vez, fue el elemento que más citaron en las informaciones de-
stacadas bajo el valor ‘dotación’, con el que se ha descrito todas aquel-
las acciones relacionadas con el abastecimiento de hombres y mate-
riales para los barcos. Junto a este alimento se captó la inclusión de
diversos tipos de utillaje naval –como remos o cuerdas–, municiones y
piezas de artillería, de las que rara vez supieron decir algún detalle
más que su número y tamaño. Sin embargo, en el periodo analizado
se ha podido encontrar un momento en que se concretaron breve-
mente las diversas tipologías de armas que pudieron portar los solda-
dos embarcados. En el verano de 1537, en pleno desarrollo de una
campaña que había proyectado como objetivo principal una invasión
del reino de Nápoles, Juan Ponce, excautivo de los turcos, avisó que
la caballería iba armada con «lanças y escudos, arcos y flechas y espa-
das» mientras que «los de pie trahen arcos y flechas, espadas y escu-
dos, picas ninguna y solamente los genizaros trahen escopetas» .
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Respecto a la tripulación, los ojos y oídos de la Monarquía hispánica
en Levante trataron de comunicar por lo general la procedencia, el
número y el tipo de remero y soldado a bordo. Ello suele coincidir con los
datos marcados en otro descriptor, ‘recluta’, que señala las noticias sobre
el alistamiento de guerreros y bogadores para la flota, o de trabajadores
para la construcción de navíos e infraestructuras; y que, en realidad, an-
tecedió lógicamente a esta última actividad. En líneas generales, la infor-
mación más buscada en ambos casos tuvo que ver con todo el proceso
de contratación y embarque de la ‘chusma’ o de la ‘gente de remo’, como
son referidos habitualmente en sus narraciones.
Uno de los aspectos que más desearon conocer fue su calidad, esto
es, si poseía alguna experiencia en el arte de marear o si, por el con-
trario, eran ‘mal diestros’. A este respecto, parecen ser habituales du-
rante el periodo las noticias que tildaron a los bogadores otomanos
como gente con poca experiencia, «mal platicas y los mas que nunca
vieron mar ni galera» , o que «no heran bien platicos y que se venian
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de mala gana» . Lo ingrato de la tarea debió de provocar algunos epi-
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sodios de resistencia por parte de los reclutados, como indica un aviso
27 Sobre la dieta marinera, véase: U. Tucci, Capitolo VIII. L’alimentazione a bordo, en
A. Tenenti, U. Tucci (a cura di.), Storia di Venezia: dalle origini alla caduta della Serenis-
sima. Il Mare, v. 12, Istituto della Enciclopedia italiana, Roma, 1991, pp. 599-618.
28 Ags, Estado, Nápoles, l. 1022, f. 56. Deposición de Juan Ponce, 27 de julio de
1537.
29 Ags, Estado, Venecia, l. 1312, f. 161. Lo que refiere a Vuestra Majestad Joan de
la Vechia de las cosas de Levante, Nápoles, 08 de septiembre.
30 Ags, Estado, Venecia, l. 1313, f. 42. Por letras de Andrinopoli, 14 de marzo de
1537.
Mediterranea - ricerche storiche - Anno XX - Agosto 2023
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)