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Manufacturas, caridad y salario en la red asistencial madrileña del Setecientos 157

de confianza que, como sobrestantes, supervisaban el trabajo de sus
compañeros. En ocasiones, las autoridades ilustradas recurrieron
también a la contratación de maestros extranjeros altamente cualifi-
cados para el establecimiento de manufacturas específicas, como es el
caso del alfiletero de origen alemán Godofredo Braun, quien es reque-
rido en 1776 para la puesta en marcha de una fábrica de alfileres en
el Hospicio de Madrid . El trabajo de la mano de obra forzada en las
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fábricas era supervisada por estos maestros, quienes imponían la dis-
ciplina necesaria y se aseguraban de que los objetivos de producción
fueran alcanzados. Ellos mismos participaban del proceso y recibían
un pago extra según las cantidades producidas.
En el cuartel de mujeres, la dirección de la actividad manufacturera
corría a cargo de la rectora, que se encargaba de «que las pobres que
pudieren hagan labor, y estén ocupadas en ejercicios honestos, por
evitar la ociosidad». La rectora se ocupaba también del disciplina-
miento de las internas, corrigiendo «a las inobedientes, y siendo nece-
sario para su enmienda mayor castigo, dará cuenta al administrador».
Las internas más jóvenes estaban a cargo de la maestra, cuya labor
incluía «enseñarlas a hacer labor», además de cuidar de su aseo y edu-
cación . Como sucediera en el caso de los hombres, la actividad de
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los talleres femeninos se centraba en su disciplinamiento moral, la
imposición del modelo de feminidad promulgado por las autoridades
religiosas y la dirección de su formación laboral a «todo cuanto puede
hacerlas útiles madres de familias cuando estén en sus casas» .
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A pesar de la naturaleza compulsiva de las relaciones laborales, la
institución contemplaba una remuneración para los internos, como ya
sucediera en la etapa anterior a 1750. Esta consistía en una pequeña
suma denominada «adehala», concebida como una especie de propina
o compensación . Según Tomás Anzano, director del Hospicio durante
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40 El maestro alfiletero Godofredo Braun relataba en 1798 cómo «por decreto de S.M.
(que Dios goce) cometido al Excmo. Señor D. Manuel Figueroa Gobernador del consejo
de S.M. se mandó venir al exponente en el año 1773 con dispendio de gastos, y viaje
por cuenta de S.M.» para ser empleado en las Reales fábricas de bronce y latón de San
Juan de Alcaraz (Albacete), donde se estableció antes de ser trasladado en 1776 al Hos-
picio de Madrid para la puesta en marcha de la fábrica de alfileres. Se trata de una
iniciativa similar a las que desde comienzos de siglo había llevado a cabo la Corona,
adoptando medidas colbertistas para el establecimiento de las primeras protofactorías
castellanas. Ahn, Consejos, 9.438.
41 Aunque en las Constituciones de 1734 se contemplaba la enseñanza de la lectura
a las niñas internas, lo más probable es que esta premisa no se cumpliera. Arcm, Dipu-
tación Provincial de Madrid, leg. 5.133/003, ff. 16r-17r.
42 T. Anzano, Elementos preliminares… cit., p. 94.
43 Sobre la remuneración en el contexto del trabajo no libre, véase T. Brass, Towards
a Comparative Political Economy of Unfree Labour: Case Studies and Debates, Routledge,
London, 2015, especialmente pp. 10-13.

Mediterranea - ricerche storiche - Anno XVII - Aprile 2020
ISSN 1824-3010 (stampa) ISSN 1828-230X (online)